Comienza juicio contra 51 hombres en Francia por caso de abuso sexual y drogadicción en perjuicio de Gisèle Pélicot
El lunes 2 de septiembre, en la ciudad de Aviñón, Francia, inició uno de los juicios más perturbadores de la historia reciente del país. Dominique Pélicot, de 71 años, se presentó ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse junto con otros 50 hombres, todos acusados de participar en la violación sistemática de Gisèle Pélicot, su esposa de 72 años, quien durante casi una década fue drogada y ofrecida a decenas de desconocidos mientras permanecía inconsciente en su propio hogar.
El juicio, que se extenderá por cuatro meses, busca determinar la culpabilidad de los acusados en los 92 actos de violación documentados. Entre los acusados se encuentran hombres de diversas profesiones, desde obreros hasta un periodista y un guardia de prisiones.
Dominique Pélicot conoció a Gisèle en 1971, formando una familia con tres hijos. Durante nueve años, Pélicot drogó a su esposa con ansiolíticos como Temesta y Zolpidem, dejándola en un estado de inconsciencia profunda. En este estado, ofrecía a Gisèle como un objeto a otros hombres, registrando todo en fotos y videos.
Gisèle, ajena a lo que ocurría, no recordaba nada de las agresiones. Sin embargo, en septiembre de 2020, el caso salió a la luz cuando Dominique fue sorprendido intentando filmar por debajo de las faldas de mujeres en un centro comercial. La policía encontró en sus dispositivos electrónicos evidencia irrefutable de los abusos cometidos, lo que desató una investigación que conmocionó a Francia.
Dominique Pélicot, descrito por psicólogos como una "personalidad perversa", buscaba gratificación en la sumisión total de su esposa, observando cómo otros hombres la violaban. Imponía reglas precisas a los participantes para mantener el control total sobre Gisèle.
Gisèle, acompañada de sus hijos, enfrenta no únicamente a su esposo, sino a todos aquellos que participaron. Aunque la ley permitía un juicio a puerta cerrada, la víctima insistió en que las audiencias fueran públicas, buscando justicia y visibilidad para su caso.
Gisèle sufre de estrés postraumático, enfermedades de transmisión sexual y pensamientos suicidas. El juicio no solamente busca castigar a los perpetradores, sino también resaltar la necesidad de revisar las leyes y la cultura del consentimiento en Francia.
Dominique Pélicot enfrenta hasta 20 años de prisión por violación agravada, drogadicción y abuso sexual. Los otros 50 hombres, quienes alegan haber creído que Gisèle consentía, también enfrentan penas similares. El juicio busca esclarecer el grado de responsabilidad de cada uno.
La investigación también ha vinculado a Pélicot con crímenes no resueltos en la región de París, incluyendo una violación y asesinato en 1991 y un intento de violación en 1999. Estos hallazgos agravan aún más su situación mientras el juicio avanza en Aviñón.
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