Líder golpista toma la presidencia de Madagascar

Tras un golpe de estado, sin su uniforme militar y vestido con un traje oscuro, el coronel Michael Randrianirina juró como presidente durante una ceremonia en la sede del Alto Tribunal Constitucional en la capital de Madagascar, Antananarivo, a la que asistieron representantes del cuerpo diplomático acreditado en este país insular del sudeste de África.
"Ante Dios, la patria y el pueblo, juro solemnemente respetar la Constitución, cumplir con mis deberes con honor y dignidad, defender la integridad del territorio nacional, garantizar los derechos humanos fundamentales, preservar la unidad nacional y promover el bienestar del pueblo malgache", dijo el nuevo jefe de Estado, de escuela militar.
El coronel Randrianirina es el líder del Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), la unidad militar de élite que derrocó el pasado martes 14 de octubre al presidente Andry Raojelina, quien tuvo que huir del país tras las presiones golpistas.
Randrianirina anunció el martes, desde el Palacio Ambotsirohitra, sede de la Presidencia en la capital, la supresión de la Constitución actual -de ese momento- y la toma del poder en respuesta a la grave crisis generada por las protestas populares desde el pasado 25 de septiembre.
El golpe de Estado derrocó a Rajoelina, quien se resistía a presentar la dimisión que demandaban las protestas impulsadas por la juventud contra su gobierno.
Randrianirina adelantó que se creará un consejo compuesto por el Ejército, la Gendarmería y la Policía Nacional, al que se podrán incorporar civiles, que dispondrá de un plazo máximo de dos años para "reconstruir los cimientos de la nación". Asimismo, aseguró que, dentro de ese proceso de transición, "se celebrará un referéndum constitucional".
"Nos encontramos en un punto de inflexión en nuestra historia porque, como demuestran los acontecimientos recientes, es verdaderamente el pueblo quien exige la revolución. Desde la independencia, los malgaches han luchado y se han sacrificado por una vida mejor", dijo el coronel en su discurso de investidura.
"Sin embargo, sesenta años después, somos uno de los países más pobres del mundo, por lo que la Generación Z, con el apoyo de la población, ha salido a las calles para exigir la reconstrucción nacional. También exigen la resolución de los problemas socioeconómicos", subrayó.
A corto plazo, el flamante presidente prometió resolver "los problemas que debilitan a la sociedad malgache, en particular la energía, el acceso al agua potable, la salud y la educación". A medio plazo -apostilló-, "estableceremos una consulta nacional para la revisión de la Constitución y la ley electoral".
En materia de gobernanza, añadió: "implementaremos una política de austeridad y centraremos el gasto en las necesidades reales de la población, evitando gastos innecesarios y el despilfarro de fondos públicos".
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