Miles exigen en Valencia la renuncia de sus autoridades por la gestión de las inundaciones

La indignación ciudadana explotó este sábado en las calles de Valencia, donde decenas de miles de personas se congregaron para protestar en contra de la respuesta del gobierno a las inundaciones que afectaron a la región el pasado 29 de octubre. Con gritos de "¡asesinos, asesinos!", los manifestantes expresaron su enojo ante la presunta falta de previsión y actuación oportuna de las autoridades, lo cual habría contribuido a la cifra de 220 muertos, de los cuales 212 se contabilizan en la Comunidad Valenciana.

Según datos de la delegación de gobierno en Valencia, unas 130.000 personas participaron en la marcha que recorrió el kilómetro que separa la plaza del Ayuntamiento del Palacio de la Generalitat, sede del gobierno regional, exigiendo la dimisión del presidente regional, Carlos Mazón. La protesta se tornó tensa en algunos momentos, con escaramuzas y enfrentamientos con la policía, que incluyeron el lanzamiento de barro por parte de grupos de manifestantes, dejando un saldo de 31 agentes heridos y cuatro personas detenidas.

Las principales críticas se centran en la falta de alerta temprana que pudo haber prevenido la tragedia. Vecinos y afectados acusan a las autoridades de no advertir de manera clara sobre el potencial destructivo de las lluvias que se avecinaban. 

Además, hubo concentraciones en otras ciudades valencianas como Alicante y Elche, e incluso en Madrid, donde ciudadanos y colectivos se unieron a la causa para demandar respuestas y una política de emergencias más efectiva.

Entre las críticas más severas a Mazón se encuentra su ausencia durante horas críticas del día del desastre, cuando estaba lloviendo y el comité de emergencia lo esperaba. Al respecto, Mazón admitió que estuvo en una comida con una periodista para ofrecerle la dirección de la televisión regional, una revelación que ha enfurecido a la ciudadanía.

El gobierno central, dirigido por el socialista Pedro Sánchez, también ha sido objeto de críticas por parte de la oposición, que le acusa de inacción y "mala fe" en la tragedia, señalando que su postura podría responder a intereses políticos, dejando que el ejecutivo valenciano, encabezado por el Partido Popular, se enfrentara solo a la crisis.

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