Perú despide a Alberto Fujimori; decretan tres días de luto tras su fallecimiento
Perú despide con honores de Estado al exmandatario Alberto Fujimori, quien marcó la política peruana durante las últimas tres décadas, a pesar de las controversias por violaciones a los derechos humanos que lo llevaron a prisión antes de ser indultado en diciembre pasado. Fujimori, quien gobernó el país entre 1990 y 2000, falleció el miércoles a los 86 años en su residencia al sureste de Lima, tras una larga batalla contra el cáncer de lengua.
A casi 25 años de su renuncia al poder desde el exilio, Fujimori seguía dividiendo a la sociedad peruana, contando con fieles seguidores y detractores por igual. Frente a su casa, este jueves decenas de simpatizantes se reunieron para despedirlo mientras su féretro era conducido al coche fúnebre, en medio de cánticos y muestras de apoyo. "¡Es el mejor presidente que haya tenido el Perú!", decía un cartel que sostenía una de sus seguidoras, Isabel Pérez, de 56 años.
Sin embargo, también persisten las críticas a su legado. Elizabeth Martínez, una transeúnte, calificó a Fujimori como "un autoritario". Sus restos serán velados en el Ministerio de Cultura, y el gobierno ha decretado tres días de duelo nacional, culminando el sábado con su sepelio.
Pese a sus problemas judiciales y deterioro de salud, Fujimori mantuvo una fuerte presencia en la opinión pública. En diciembre, tras cumplir 16 de los 25 años de condena por delitos de lesa humanidad, fue excarcelado por un indulto humanitario. Su hija, Keiko Fujimori, llegó a sugerir en julio que su padre podría ser candidato en las elecciones generales de 2026.
Fujimori fue condenado por violaciones de derechos humanos, entre ellas, el caso de las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, donde 25 personas fueron ejecutadas por un escuadrón militar en 1991. Gisela Ortiz, cuyo hermano Enrique fue asesinado en La Cantuta, expresó su dolor por la muerte de Fujimori, señalando que falleció bajo un "indulto indebido".
El mandato de Fujimori también se caracterizó por su lucha contra las guerrillas de ultraizquierda y por la disolución del Congreso en 1992, que le permitió reformar la Constitución y asegurar su reelección en 1995. Entre sus logros, según analistas y expresidentes, están la lucha contra el terrorismo y la estabilización de la economía.
Al final de su segundo mandato, una crisis de corrupción lo obligó a huir a Japón en 2000, antes de ser extraditado desde Chile en 2007 para enfrentar la justicia en Perú.
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