Trump impone aranceles del 50% a productos de cobre y endurece medidas contra Brasil

En una decisión con fuertes repercusiones económicas y diplomáticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este miércoles una proclama para imponer un arancel del 50% a las importaciones de productos semiacabados y derivados intensivos en cobre, medida que entrará en vigor el 1 de agosto, según anunció la Casa Blanca.
La medida, justificada por motivos de "seguridad nacional", tras una investigación realizada bajo la Sección 232 ordenada en febrero, busca proteger a la industria nacional del cobre. Quedan excluidos de esta medida los insumos básicos como minerales de cobre, concentrados, matas, cátodos, ánodos y chatarra.
Además del arancel, la orden presidencial establece que "al menos el 25% de la chatarra de cobre de alta calidad producida en EE. UU. deberá comercializarse dentro del país", en un esfuerzo por estimular la producción y el procesamiento nacional.
En el mismo decreto, Trump "elevó al 50% los aranceles aplicados a las importaciones provenientes de Brasil", una medida que había anticipado en julio como respuesta a lo que describió como una "caza de brujas" contra el expresidente Jair Bolsonaro.
"La persecución, intimidación, acoso, censura y enjuiciamiento políticamente motivados del gobierno de Brasil contra el expresidente Jair Bolsonaro y miles de sus seguidores son graves violaciones de los derechos humanos", señaló Trump en un comunicado, acusando a la administración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de socavar el estado de derecho.
Washington también acusó al gobierno brasileño de presionar a empresas estadounidenses para "censurar discurso político, entregar datos confidenciales de usuarios y modificar políticas de moderación de contenido", en lo que calificó como una actitud "tiránica y arbitraria".
Desde Brasilia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva respondió con firmeza ante la escalada comercial, asegurando que "Brasil no negociará bajo amenazas ni en condiciones de sumisión".
"Conocemos el poder económico de Estados Unidos, reconocemos su poder militar y su tamaño tecnológico [...] pero eso no nos asusta. Nos preocupa", declaró Lula en entrevista con The New York Times. El mandatario reafirmó su respeto por el estado democrático y aseguró que su país "ya ha vivido dictaduras. No queremos más".
Brasil ha insistido en abrir canales de diálogo con Estados Unidos para resolver las disputas sin comprometer su soberanía nacional ni las decisiones del sistema judicial.
En otra medida de amplio impacto, la Casa Blanca confirmó que a partir del "29 de agosto se suspenderá la excepción de aranceles para envíos comerciales de bajo costo" a nivel mundial, una política que hasta ahora beneficiaba a miles de pequeñas transacciones internacionales.
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