México, de los peores países para ser ambientalista
El país de México se lleva el cuarto lugar de más muertes de ambientalistas en el mundo en el periodo de 10 años. Y a su vez, se postula en el segundo lugar de más asesinatos de estos mismos en el año 2022.
Global Witness, publica un nuevo informe donde da las cifras actualizadas del número de muertes de protectores ambientalistas a nivel mundial. México sumó la muerte de 185 defensores de la tierra y el medio ambiente en el periodo de 2012 a 2022, colocándose después de Colombia con 382, Brasil con 376 y Filipinas con 281.
Por su parte, en el año 2022 el 88% de las muertes registradas se llevaron a cabo en América Latina. En primer lugar, se encuentra Brasil, con 34 muertes; en segundo, México, con 31; y en tercero, Honduras, con 14. Demostrando lo peligroso que es esta labor y el papel crucial y mortal que desarrollan los ambientalistas.
El año pasado se asesinó a 177 defensores de la tierra y el medio ambiente, dejando en claro que muere un ambientalista cada dos días a lo largo del año. Por su parte, se menciona que el total de muertes documentadas desde 2012 a 2022, va de mil 910 personas. De las cuales, mil 390 se han llevado a cabo desde el Acuerdo sobre el clima de diciembre de 2015 a diciembre 2022.
La investigación recalca que quienes corren más riesgo a nivel mundial, son las comunidades indígenas, las cuales se enfrentan a un alto nivel de agresión con consecuencias mortales. Tomando el 34% de los asesinatos a nivel mundial.
La codirectora interina de campañas, Surtí Suresh, declaró qué los responsables de estos actos mortales se han estado saliendo con la suya, dado que, el gobierno que debe proteger a los activistas, no les da la importancia necesaria a sus casos. Además, pide a los gobiernos del mundo atajar con urgencia los asesinatos y proteger su trabajo, el cual es fundamental para la emergencia climática que se vive.
Por su parte, la asesora principal de la campaña de las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente, Laura Furones, menciona que los datos no reflejan con exactitud las cifras correspondientes, ya que en algunos continentes, los marcos jurídicos que deben protegerlos se vuelven sus propios enemigos, evitando el poder denunciar los homicidios sucedidos. Recalca que todo esto solo es la punta del iceberg que se vive a lo largo del mundo.