Cempasúchil, la flor que llena de vida las tradiciones de Día de Muertos
En medio de campos en el municipio de Jesús María, don José Martínez y su familia mantienen viva una tradición que data de generaciones antiguas: el cultivo de la flor de cempasúchil.
Desde hace seis años, cada mes de agosto, comienzan el proceso de plantación para que, entre octubre y noviembre, las flores nazcan con su característico color amarillo y naranja, listas para adornar los altares de Día de Muertos.
“Tenemos tiempo sembrando todo esto y lo hacemos porque por lo menos, pues, es una planta que casi no se ve en varios lugares y todo eso, pero aquí, es un sacrificio de que hay que plantar la planta por planta, se espera que salga y pues ahí, o sea, seguimos plantando de todo y, pues, nomás lo hacemos por la familia, pues aquí es una planta muy bonita y todo y no en cualquier lugar se mire”.
El terreno de don José está abierto al público, invitando a visitantes a admirar los paisajes llenos de flores y a aprovechar la ocasión para capturar momentos en fotografías entre los coloridos campos.
Además, los interesados pueden adquirir manojos de cempasúchil a precios accesibles, con un costo que oscila entre 40 y 50 pesos.
Con cada flor, don José y su familia no solo contribuyen al paisaje, sino que también preservan una tradición que continúa conectando a las nuevas generaciones con la memoria de sus antepasados.
“Que cuando vengan aquí no les cobro ni nada, cuando quieran venir nomás cuiden las plantitas porque nos cuesta mucho levantar todas las cosas y es para ustedes, o sea, cuando gusten, córtense una flor, dos flores para la novia o lo que sea y todo, pero no hay ningún problema pero cuiden porque se esto es de ustedes también, no nomás mío. Usted viene y se toma una foto, con gusto. Aquí no cobramos, el día que gusten, tenemos más en el otro lado hay más más bonito y todo, pero aquí los esperamos”.
Según datos del Gobierno de México, las civilizaciones antiguas utilizaban la flor de cempasúchil para guiar a las almas de sus seres queridos hacia los altares, iluminando su camino con el vibrante color que asociaban con el sol. Los tallos de estas flores pueden llegar a medir hasta un metro de altura, mientras que sus botones alcanzan los cinco centímetros de diámetro.
Los campos de don José se ubican en Camino a la Rinconada, antes de llegar al fraccionamiento La Misión, en el municipio de Jesús María.
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