Canasta básica consume el 40 % de los ingresos
En medio de crecientes preocupaciones sobre la sostenibilidad de los ingresos para los trabajadores, un análisis revela que el salario mínimo actual es insuficiente para cubrir las necesidades básicas. La Canasta básica, que incluye alimentos esenciales, vivienda, transporte y otros gastos fundamentales, absorbe aproximadamente el 40 % de los ingresos de aquellos que perciben el salario mínimo.
El informe, basado en datos económicos de octubre de este año, destaca la brecha entre los ingresos de los trabajadores y el costo de vida, generando debates sobre la necesidad de revisar y ajustar el salario mínimo para garantizar un nivel de vida digno.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estableció el valor de la canasta básica alimentaria en 2 mil 225 pesos mensuales por persona, con lo que tomando de referencia el próximo aumento salarial, cada asalariado destinaría el 30 % de su ingreso únicamente para adquirir productos básicos como huevo, tortilla, papel higiénico, jabón de tocador, entre otros.
De esta forma, tomando como referencia el menor precio, una familia requiere por lo menos 2 mil 960 pesos al mes para cubrir la canasta básica, es decir, casi el 40 % del ingreso de una sola persona se debe destinar a la compra de comida.
Los expertos en economía señalan que este desequilibrio plantea desafíos significativos para las familias de bajos ingresos, quienes se ven obligadas a realizar malabarismos financieros para satisfacer necesidades básicas.
Organizaciones sindicales y defensores de los derechos laborales han aprovechado estos hallazgos para instar a un aumento significativo en el salario mínimo que se fijará un poco más de 7 mil 500 pesos mensuales. Argumentando que es esencial para reducir la desigualdad económica y mejorar la calidad de vida de 9 millones de trabajadores.
Jesús Carrillo, director de Economía Sostenible del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), explicó que, a menor ingreso, mayor es la proporción que se debe destinar a la adquisición de alimentos, lo cual incide en reducir el gasto en otras áreas como educación o entretenimiento.
Por otro lado, algunos sectores empresariales expresan preocupaciones sobre el impacto que un aumento del salario podría tener en los costos laborales y la viabilidad financiera de las empresas. Este debate resalta la necesidad de un enfoque equilibrado que tome en cuenta tanto las preocupaciones de los trabajadores como las de los empleadores. Mientras los legisladores y las partes interesadas exploran posibles soluciones, la cuestión del salario mínimo continúa siendo un tema crucial en la agenda económica y social.
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