La vida es autonomía: Samara busca la eutanasia en México con la Ley Trasciende

Son las siete de la mañana cuando Samara Martínez se desconecta, una vez más, de la máquina que la mantiene con vida. La sala está en silencio, salvo por el zumbido rítmico del equipo. Diez horas diarias así. Diez horas que no mejoran nada, solo aplazan lo inevitable.

A los 16 años Samara Alejandra Martínez Montaño fue diagnosticada, al igual que miles de mexicanos, con hipertensión y dislipidemia mixta. Cuando tenía 22 supo que también padecía insuficiencia renal. Hoy, a los 30, la lista de padecimientos y enfermedades crónico-degenerativas de Samara han aumentado, mientras que las opciones de tratamiento se fueron reduciendo hasta agotarse.

El año pasado pierdo mi segundo trasplante… después de haber perdido cuatro órganos y que me dicen: ‘Ya no hay más que hacer más que vivir conectada a una máquina 10 horas diarias’. No con el propósito de mejorar, sino de prolongar lo inevitable. Ante ese panorama real yo decido enfrentar la muerte para poder irme lo más dignamente posible y no sólo por mí, sino por muchísimas personas que mueren todos los días en condiciones muy tristes, de dolor y sufrimiento.

De ese dolor nace la Ley Trasciende, la propuesta con la que Samara busca que México legalice la eutanasia para adultos con enfermedades avanzadas o discapacidades que comprometan la vida.

Acorde con el INEGI, en 2022 1 de cada 10 muertes registradas en el país derivaron de tumores malignos. Además, la UNAM advierte que a 2025 al menos 13 millones de personas en México padecen enfermedad renal crónica (ERC), lo que representa el 12% de la población.

Para Samara, no se trata de promover la muerte, sino de garantizar derechos cuando la medicina ya no ofrece alternativas para una vida digna.

¿Que meta alcanzas al sufrir todos los días y que esto te lleve a una vida eterna como usualmente se piensa? No lo sé, yo creo que venimos aquí a vivir, a gozar, a disfrutar; y luego situaciones médicas en las que eso ya te impiden. Para mí la vida es autonomía y es libertad y eso es defender que nuestra voz sea escuchada y que nuestra elección, de nuestro propio cuerpo, se pueda respetar.

La propuesta busca permitir la eutanasia en “una persona mayor de 18 años, en pleno uso de sus facultades mentales”, quien debe padecer una enfermedad terminal, y/o un padecimiento crónico o degenerativo que cause incapacidad permanente o que resulte amenazante para la calidad de vida de la persona.

La iniciativa, que refiere marcos legales de muerte asistida en al menos siete países, estipula que la voluntad de la persona que tomó esta decisión debe expresarse de manera libre y reiterada, formalizada ante un notario público, y refrendada tras un período de reflexión de mínimo de cinco días.

“PREFERIBLE TENER UN DERECHO Y NO NECESITARLO”

En esta búsqueda de lo que califica como vida digna, Samara Martínez reconoce oposición religiosa y cultural a su propuesta, misma que, considera, está basada en desinformación y falta de empatía. 

Vivimos en un país laico. Si alguien no está de acuerdo por motivos religiosos, simplemente que no lo tome. Es un acto voluntario, nadie obligará a nadie. (...)  no es posible que por la ideología de muchos no tengamos el derecho de acceder a una muerte digna y la realidad es que es preferible tener un derecho y no necesitarlo a necesitarlo y no tenerlo.

Actualmente la Ley General de Salud prohibe la eutanasia, entendida como homicidio por piedad, así como el suicidio asistido. Se trata de un delito contemplado en el Código Penal Federal donde castiga a quien auxilie o induzca a otro para que se suicide y cuya pena es de hasta doce años de prisión.

Frente a los discursos que pretenden simplificar esta figura, Samara explica que la eutanasia no sólo es dejar el tratamiento médico y esperar la muerte como una alternativa de escape que considera dolorosa. 

Es todo, menos una salida fácil. Llevo más de una década de mi vida luchando con esto y al final de cuentas tampoco es una salida fácil (decir) ‘desconéctate y ya’. ¿Qué cambio implicaría eso para nuestro país? ¿Qué cambio implicaría eso de paradigma? Para mí esta es una manera de enfocar y de ponerle propósito a todo este sacrificio y esta lucha.

ACOMPAÑAMIENTO QUE POCOS ALCANZAN

Martínez Montaño reconoce que la iniciativa podría desahogar parte del sistema de salud, pero insiste en que no sustituye los cuidados paliativos y la mejora que debe de realizarse. Agrega que, acorde con la infraestructura el país, sólo el 3% de los pacientes que requieren cuidados paliativos pueden acceder a ellos.

Viéndolo como paciente, si tú me preguntas “te hago sedación paliativa, esperando a que estés inconsciente hasta que la muerte llegue”...  ¿por qué me van a tener que quitar esa decisión de empoderarme de mi propia muerte? ¿por qué la decisión la va a tomar la medicina como muchas cosas la tomo en mi vida? ¿Por qué la decisión la van a tomar los médicos? Quiero tomarla yo. 

Para la activista, el país avanza en la conversación sobre la muerte. Afirma que en los últimos meses ha percibido mayor apertura social, aunque agrega que la oposición más fuerte continúa proviniendo de posturas religiosas. Lo considera como el momento de abrir camino.

México nunca va a estar preparado a menos que nosotros lo preparemos. Desde 2002 se dice lo mismo: ‘No está preparado’. ¿Cuándo va a estarlo si no lo preparamos? Yo he visto muy buena respuesta; detractores siempre va a haber, pero son mínimos. La conversación ha cambiado: la gente dice ‘¿Y si me pasa a mí?’. Y si un día me pasa, quiero tener la decisión. Para eso estamos trabajando: para que quien quiera, necesite y guste, pueda ejercer ese derecho.

POSIBILIDAD QUE TOMA IMPULSO

Para Samara ya no existe el temor a la muerte. Lo que busca es que su activismo sea una forma de dar propósito a su experiencia y materialice la empatía de los duelos que a diario viven ella y sus cercanos. Según refiere, espera que el siguiente año se pueda estar hablando de una legalización. 'Mi mayor esperanza es curarme y estar bien, pero estoy aterrizada en la realidad que eso no va a pasar, ¿no? Y entonces es eso, seguir luchando'.

Samara se imagina su último día como una celebración a la vida, donde ya no exista sufrimiento ni preocupación. Donde pueda compartir y comer algo que le guste.

Yo quiero hacer una celebración a la vida. Quiero hacer un un tanato-fest. Hace poco aprendí ese ese término y me encanta porque es justamente celebrar, perdonar en vida, disfrutar, comer algo sin preocuparte si al día siguiente te va a caer bien o no; tomar cosas que te gustan sin preocuparte qué va a pasar el día de mañana. Saber que no va a haber más dolores. Es liberador y eso me da mucha paz y mucha tranquilidad.

Mientras la Ley Trasciende avanza en el Congreso, Samara continúa sumando apoyos y abriendo un debate nacional que, asegura, es necesario e inevitable.

Hasta el cierre de esta redacción, la propuesta de reforma suma 141 mil 751 firmas verificadas en change.org; así como el respaldo legislativo de los senadores Claudia Edith Anaya Mota (Partido Revolucionario Institucional) Lilia Margarita Valdéz Martínez (Morena), Reyna Celeste Ascencio Ortega (Morena), Geovanna Bañuelos de la Torre (Partido del Trabajo), Francisco Daniel Barreda Pavón (Movimiento Ciudadano) y Luis Donaldo Colosio Riojas (Movimiento Ciudadano)

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