25N: Que la vergüenza cambie de bando

“Que la vergüenza cambie de bando”, eso dijo Gisèle Pelicot cuando decidió que el juicio contra su marido y otros 51 hombres fuera público. Recordemos que, durante años, Dominique Pelicot, esposo de Gisèle, ofreció a desconocidos violarla en su propia casa y sin su consentimiento, en lo que se conoce como sumisión química, es decir, que la drogaba para que ella no se diera cuenta. En el juicio, los acusados han cubierto sus rostros, la víctima no. Como ella ha dicho en reiteradas ocasiones, no son las víctimas las que deben cargar con la vergüenza, sino los agresores. El juicio comenzó en septiembre en Francia y se espera que haya una sentencia a mediados de diciembre de este año.

Ese caso nos recuerda la relevancia que tiene el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, 25N. Esta fecha fue establecida en 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, recordando que el 25 de noviembre de 1960 se consumó el asesinato de las hermanas Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, ordenado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana. Como he dicho en ocasiones anteriores, es muy triste que tales conmemoraciones estén asociadas a hechos trágicos. Nos encantaría que no fueran necesarias, pero la realidad nos restriega en la cara todos los días que la violencia contra las mujeres sigue siendo una de las grandes afrentas de la humanidad.

Sólo por recordar algunos casos, en septiembre, el exnovio de la corredora ugandesa Rebecca Cheptegei la quemó viva, presuntamente tras discutir por un terreno. Apenas un mes antes, ella había competido en los Juegos Olímpicos de París. El tipo no enfrentó juicio porque en la agresión también resultó con quemaduras y estas lo llevaron a la muerte.

En México, la colectiva Adax Digitales denunció en octubre que una adolescente de 14 años, que había sido violada por uno de sus familiares y sufrió un aborto involuntario, fue acusada por la Fiscalía General del Estado de Querétaro de homicidio calificado. Le aplicaron una medida cautelar de prisión domiciliaria y, por si algo faltara, pretendían que ella pagara más de 500 mil pesos a su agresor, como reparación del daño, porque se acreditó su paternidad. Cuando se conoció el caso públicamente e intervino la Secretaría de las Mujeres, la Fiscalía tuvo que desistir.

Hace unas semanas se hizo viral el video de la agresión de un estudiante de Medicina contra su novia, una estudiante de Enfermería, en una fiesta de Halloween en Tamaulipas. Una amiga de ella entró a defenderla de la golpiza y después corrió a buscar ayuda. La víctima fue a dar al hospital, con varias fracturas en la cara. El agresor se fugó y, hasta este punto, sigue prófugo.

Conocemos estos casos, porque se han vuelto virales y/o mediáticos, pero todos los días en todo el mundo hay agresiones contra las mujeres, desde expresiones verbales hasta feminicidios. Por mucho que se haya trabajado en los marcos legales que sostienen el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, como sociedad la seguimos naturalizando e invisibilizando, mientras que las instituciones que tienen la responsabilidad de hacer valer los derechos dejan ir a los agresores —como ocurrió en Tamaulipas— o los protege —como ocurrió en Querétaro—.

Mañana y durante toda la semana habrá eventos en diferentes instituciones para conmemorar el 25N. Esos eventos y esos discursos serán huecos si el resto del año se les olvidan los derechos y se les olvida hacer su trabajo. 

Que la semana nos ayude a hacer un ejercicio de reflexión individual y colectivo sobre las violencias que hemos dejado pasar, sobre lo que hemos callado y permitido, sobre aquello en lo que hemos sido cómplices; que los horrores que hemos visto no sean una herencia para las generaciones de niñas, adolescentes y jóvenes que apenas están creciendo; y que en algunas semanas, la resolución del caso de Gisèle Pelicot traiga un poco de esperanza y contribuya a “que la vergüenza cambie de bando”.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

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Dorismilda Flores-Márquez
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