Anglósfera y civilización occidental
Lo que conocemos como Civilización Occidental, ha tenido varias metamorfosis a lo largo de los milenios. De entrada, desde la Grecia Clásica y el Imperio Romano, se construyó una concepción eurocentrista del mundo, en la que solo los territorios con cultura grecolatina se consideraban “civilizados”, mientras que el resto del mundo pertenecía a la incivilidad y la barbarie.
A la caída del Imperio Romano y la cristianización de Europa, la noción de Civilización Occidental se volvió eminentemente eclesiástica y ligada al poder religioso católico, y así duró cerca de mil años, hasta la emergencia del Renacimiento y el hecho de que los europeos se dieron cuenta de que el mundo tenía más continentes de los que pensaban en un inicio.
Así, la Europa Renacentista del Siglo XV fue el símbolo de la Civilización Occidental, con su cultura, su cosmovisión eurocentrista, y su vocación expansionista. Pero, en el Siglo XVI sucedió el Cisma de la Reforma Anglicana en Inglaterra: el rey Enrique VIII se separa de la Iglesia Católica Romana y funda la Iglesia Anglicana. De este modo, Inglaterra (y posteriormente el Reino Unido) se separan de la cosmovisión impulsada por la Europa Occidental, e -igual que el resto de Europa- se lanzan a la conquista colonial de nuevos territorios.
Luego, en el Siglo XVIII, suceden dos cosas: el nacimiento de Estados Unidos de Norteamérica (políticamente independientes del Reino Unido, pero ligados en sus valores culturales, económicos, y sociales), y la Revolución Industrial. Estos sucesos hacen que Europa deje de ser el epicentro de la Civilización Occidental, y la cultura Anglosajona se convierte en la dominante; esta cultura está representada por el expansionismo político y económico global de Estados Unidos e Inglaterra, quienes se convierten en abanderados del concepto de “civilización”.
Así nace el concepto de Anglósfera, el cual se refiere a la concepción construida en torno a la actual Civilización Occidental, nacida y delineada de acuerdo a los valores de la cultura anglosajona: individualista, capitalista, meritocrática, supremacista, patriarcal, expansionista y colonialista. Actualmente, los países que integran la anglósfera son, por supuesto, Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, y las demás naciones satelitales que soportan, propagan, o validan este sistema de creencias. Estas naciones no sólo comparten al inglés como lengua predominante, sino también sus valores culturales, políticos, económicos, y sociales.
De esta manera, todos los conflictos globales que hemos padecido en los últimos doscientos años, se deben a la ambición expansionista de la Anglósfera; un movimiento político, económico, militar, y cultural -con su propio concepto de “civilización”- que invalida a las expresiones que no coinciden con sus valores, que busca conquistar a los territorios y culturas disidentes, y que -en última instancia- busca la conquista del mundo.
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