Aranceles y extorsión

Entre las políticas más enérgicas que Trump ha arengado en la relación internacional de Estados Unidos con México, está la amenaza de que a partir del 1 de febrero se impondría un 25% de aranceles a los productos que nuestro país importa a Norteamérica, como una forma de extorsión para obligar al gobierno mexicano a reducir el flujo migratorio y a frenar el tráfico de drogas.

Una imposición arancelaria de una cuarta parte del valor de los productos afectaría decididamente a las empresas exportadoras mexicanas, reduciría el flujo comercial, y desincentivaría la producción de bienes cuyo destino es el mercado extranjero. Sin embargo, la afectación final caería en el consumidor estadounidense, ya que los importadores norteamericanos no absorberían el aumento al costo que implica el nuevo impuesto, sino que lo trasladarían al comprador final.

Esto ya sucedió antes. Recordemos que, en 2018 durante el primer gobierno de Trump, se impuso temporalmente un arancel de 25% al acero y otro de 10% al aluminio, lo que terminó encareciendo los productos que compran las familias estadounidenses, tales como autos, lavadoras, licuadoras y muchos otros, que terminaron por encarecerse entre el 8% y el 20% de su valor original.

Ahora, de cumplirse esa amenaza arancelaria, los sectores más afectados serán el automotriz, el agrícola, el sector alimentario, el de las bebidas alcohólicas, la industria electrónica, y los sectores manufacturero y petrolero. Todos los productos derivados de estos sectores económicos terminarán por encarecerse en Estados Unidos, y será el ciudadano promedio, el consumidor final, quien terminará pagando el sobre precio. 

De cumplirse ese escenario, Trump se provocará a sí mismo y a su pueblo una presión inflacionaria. Y fue justo este tema de terminar con la inflación uno de sus temas de campaña. Esa promesa electoral le ayudó a regresar a la Casa Blanca, en un contexto en el que los ciudadanos norteamericanos han venido padeciendo un alto costo de la vida. Así, de concretarse esta extorsión tributaria, ni bajará la migración, ni los estadounidenses dejarán de exigir y consumir drogas, ni ese pueblo logrará bajar el costo de la vida.

De esta manera, vemos cómo la realidad se impone sobre la retórica torcida con la que este hombre llegó de nuevo al poder.