Cadena de plagios

En los últimos días hemos estado escuchando en las noticias, lo que pareciera ser una cadena de plagiarios de tesis de grado para obtener títulos de grado, por la clase política.

Esto es desalentador porque es algo que no puede permitir la sociedad ni el entramado de normas que vivimos para poder hacer real una vida compartida auténtica, es decir, una vida que hace autor.

Uno de los cambios más urgentes que se deben hacer para aminorar la incidencia del plagio, es no reducir este problema al tema de derechos de autor o para resolverse exclusivamente ante el Instituto de la Propiedad Intelectual o con base a leyes de federales o estatales relativas a este tema. Dejar así esa discusión es resignarnos a que autoridades extrauniversitarias resuelvan las disputas por plagio, y esto seguirá siendo perjudicial para toda la vida académica.

Desde una perspectiva jurídica legal, el plagio tiene que ver con la infracción de derechos de autor. Esto, por supuesto es pertinente y las universidades no pueden operar al margen de las leyes del país, pero pensar que ahí se agota el problema del plagio académico, es un contrasentido y es un boomerang, le corta la cabeza a las universidades y las exhibe ante la opinión pública como unas fábricas de títulos académicos no ganados.

El plagio en el mundo académico tiene dimensiones que no se pueden ni subsumir, ni dirimir en una estrecha legislación autoral. Las autoridades universitarias tienen que asumir la responsabilidad de las disputas por los plagios académicos, estas disputas tienen que resolverse, por una parte entre particulares y abogados, entre universidades y la comunidad científica, y las disputas que se den en cada uno de los campos específicos. 

El plagio académico no es primordialmente un problema comercial o de derechos de autor, no es un problema de tener la propiedad sobre algo, el plagio académico es antes que nada una cuestión de las cuales son los principios que rigen el conjunto de las comunidades académicas, la universidad en plural debe de actuar con honestidad, con integridad, apegarse a valores compartidos que permitan que funcione nuestra comunidad profesional. 

Es algo que se tiene que resolver fundamentalmente dentro de las instituciones educativas, más allá de los tribunales, porque lo que hemos visto es que en los tribunales no se ha resuelto el tema de los plagios de las tesis profesionales, y las universidades han guardado silencio o no tienen la normativa correspondiente para hacer frente a estos plagios.

La Secretaría de Educación Pública nos ha dicho que no puede retirar un título, aunque yo estoy convencido que en la Ley de Profesiones sí existe la posibilidad del retiro de los títulos, pero como estos recae en políticos, entonces la cosa se hace tardada.

La universidad en plural debe de actuar ya para resolver el problema de las titulaciones auténticas, es decir, aquellas que hacen autor, no importa que disminuya el número de títulos académicos en la comunidad nacional, lo importante es que la producción de las ideas tenga, reitero, esa autenticidad, lo más reprobable es que no haya autenticidad en todos estos casos que públicamente se han ventilado. 

¿Cómo plagiar el cuadernillo para la divulgación de la cultura democrática del otrora Instituto Federal Electoral con la autoría de Mauricio Merino?, y sin embargo, ni nos hemos inmutado, ni quien ha ostentado o quien realizó ese plagio tampoco lo ha hecho. 

Reaccionemos.

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Ignacio Ruelas Olvera
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