Código de ética

Los dilemas éticos no se mueven entre lo correcto y lo incorrecto sino entre lo bueno y lo bueno en busca de lo mejor.

Iniciaré retomando una conclusión de la ética a la que llegó Javier Dario Restrepo en su libro El Zumbido y el Moscardón “para ser periodista ético se requiere una etapa previa: la de ser buena persona”.

No debería existir una sola clase de periodismo sin puntualizar los tres valores universales para la ética periodística: el compromiso con la verdad, la responsabilidad social y la independencia.

Un código de ética, no es algo que se pueda imponer, la ética es un valor autónomo, una decisión meramente personal, sin embargo, esto no significa que la ética sea tan subjetiva como la concepción de cada persona, la ética se aplica a través de circunstancias intransferibles e inamovibles.

En mesas periodísticas he tenido esa sensación del verdadero sentido de viajar por el mundo regido bajo un código de ética, ¿Hasta dónde llega? ¿Cuál es el límite? y ¿Si alguna vez se puede justificar el  prescindir de él? Pero el debate interno más importante que sé que todo periodista con la mínima concepción de dicho valor hemos tenido es si un código de ética amenaza o no la libertad de expresión ¡Qué gran dilema!  

El tema para mí es, ¿quién es el juez de los asuntos éticos? ¿Soy yo quien se juzga a sí misma? Y la realidad es que nadie más conoce la circunstancia pensada detrás de cada nota, comentario editorial, énfasis de la información, mesa de análisis, programa especial, un código de ética no es una ley, ni una norma, ni un reglamento, es un peso que no se echa a la conciencia, una carga que no se acepta levantar, es una tonelada de sensibilidad, son años de sed de verdad, de justicia y sobre todo de gran responsabilidad, es pensar en cuál es la impronta que mi paso por la tierra quiere dejar.  

Atentar contra la verdad es poner en peligro la estabilidad social, la verdad es un bien público, la verdad no se arriesga, la verdad no se maneja ni a capricho ni a conveniencia de periodistas ni de medios, la verdad no se esconde ni se modifica.

Un periodista ético elimina el peligro del engaño, no silencia ni recorta las verdades, verifica, confronta, confirma cada voz, no hay información sin efecto pero no hay peor efecto individual y social que el de la falta de ética.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Rocío Gutiérrez
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“para ser periodista ético se requiere una etapa previa: la de ser buena persona”.

Editor Redacción

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