Continuismo de Sheinbaum

La enciclopedia de la política desarrolla el término de la palabra continuismo, y así señala que se denomina, con esta palabra, a la prolongación de sistemas o estilos políticos o económicos de un gobierno hacia otro que lo sucede.

Generalmente, la palabra tiene una connotación peyorativa, porque significa la extensión en el tiempo de un orden de cosas negativo. Se refiere a la continuación de los errores, abusos, deshonestidad o ineptitud del régimen político precedente e indica también, y esta es otra de las connotaciones negativas de término, la falta de cambio o renovación en los sistemas políticos.

Se habla de continuismo cuando a un gobierno sucede a otro de la misma tendencia ideológica o partido, de modo que sus características son similares. Usualmente, los opositores son quienes impugnan el continuismo durante las campañas electorales para disimular los deseos de cambio en los electores y aprovecharse de ellos. El continuismo contradice el llamado efecto “péndulo o ley péndulo” que con frecuencia impone ritmo y la alteración a los procesos políticos y electorales, favoreciendo en las elecciones a los partidos rivales de los que actualmente están en el poder.

Esta palabra y esta connotación de la idea continuismo, sale a colación por lo que hemos estado viendo, que es la actitud de la señora Claudia Sheinbaum. Acabamos de ver o de vivir esta semana, la falta de contundencia a la condena, al terrorismo de Hamás ante su intervención y asesinatos cometidos en el territorio de Israel, no se condena abiertamente esa invasión, como tampoco en el pasado se condenó la invasión de Rusia a Ucrania a todas luces ilegal e injusta.

También hemos escuchado a la señora Sheinbaum reiteradamente, aliarse a los ataques que se hacen al Poder Judicial, señalando que ese poder está lleno de privilegios y corrupción sin que haya una sola prueba de una cosa o de otra. Igualmente, se ha pronunciado a favor de la militarización de la vida civil, que esto es, la intervención ilegal, regular y tendenciosa del ejército en labores o tareas de la vida civil de los mexicanos.

Por lo tanto, también se profundiza en la polarización social, demostrando a los enemigos o adversarios, restándoles capacidad de interacción en las decisiones políticas del país y, en consecuencia, se renuncia al diálogo político que debería ser la base de la construcción de una sana democracia en México.

Igualmente, falta una clara definición en la política energética, sabemos que la señora Sheinbaum apoya los proyectos de la refinería Dos Bocas, del Tren Maya, etc., pero no tiene una clara definición de cuál sería la política energética. Recordemos que esta política energética del presidente López Obrador, que seguramente será continuada por la señora Sheinbaum en caso de ganar la presidencia, pues se refiere, justamente, al uso de energías fósiles sucias en la generación de la energía eléctrica de nuestro país. Es decir, falta un claro impulso a las energías verdes.

Ojalá, los mexicanos nos demos cuenta de que este continuismo es dañino para las instituciones democráticas del país y que requerimos de un cambio radical de las políticas. Ayer mismo declaraba la Secretaria de Gobernación que no se hace necesario un cambio en la política de seguridad porque se está avanzando con logros específicos en la materia, y esos logros nos han llevado a tener más de 167,000 homicidios y más de 41,000 desaparecidos en administración de López Obrador, por lo que valdría la pena preguntarse: en caso de ganar Claudia Sheinbaum, ¿continuarían esas políticas de seguridad y se incrementaría la violencia y la complacencia hacia de la delincuencia organizada en nuestro país?

Creo que los mexicanos tenemos mucho que pensar y reflexionar sobre la conveniencia de ese continuismo, o de plano, cambiar las estrategias políticas que han regido a este México en los últimos cinco años.

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