Crímenes aislados

Cuando yo era niño, mi libro de lectura era Nuevas rosas de la infancia de María Enriqueta, diferente para cada uno de los grados. Teníamos también el de Aritmética, el de Historia, el de la Historia Sagrada, de Geografía y, desde luego, el de Gramática. Así aprendí y aprendí mucho, mis compañeros. Todos aprendieron a leer y a hacer operaciones aritméticas, conocieron algo de Geografía e Historia y de las demás materias. Los burros reprobaron y muchos de los que reprobaron después se regularizaron. El sistema conservador o revolucionario, o lo que fuera, funcionaba.

En los libros de mi infancia venía una la lectura, no recuerdo su nombre, en la que, en un gracioso diálogo, se planteaban los alcances de algunas palabras. Se preguntaban: ¿qué tan lejos es allá?, ¿qué tan cerca es aquí?, ¿qué tan alto es arriba?, ¿cuánto dura un rato?, y otros por el estilo. Luego, en plan de chinga, nos preguntábamos: ¿cuántas pulgas caben en una pulgada?, y ya entrados en gastos, cuántos chingos tiene un rancho del presidente?

Recordaba ese jueguito al escuchar los informes policíacos que suelen ser tan falaces como esos jueguitos de palabras. Se dice que los homicidios y, en general, hechos criminales que se producen cada vez con mayor frecuencia en nuestro estado de Aguascalientes, son hechos aislados. La semana pasada, un día sí y eso también, acontecieron homicidios prohibitorios, encontraron cadáveres de asesinados con las características de lo que han dado en llamar ejecuciones, no faltaron los hallazgos de restos humanos, sin contar las consabidas extorsiones, asaltos, robos, etcétera.

La pregunta obligada es: ¿cuántos asesinatos deben presentarse para que dejen de ser hechos aislados? O bien: ¿disminuye la inseguridad y el riesgo que nos encontramos porque les llamemos hechos asilados?

El colmo, me parece, sucedió creo que el viernes. La primera plaga del periódico de mayor circulación traía una nota: “Tiene éxito el operativo ‘Barrio Seguro’, disminuyen los robos en las colonias”. En tanto, en la página policíaca venía la nota terrible: “Fueron policías en servicio y uniformados los que robaron una negociación del centro".

Desde luego conozco que la percepción de inseguridad que tenemos los ciudadanos no es un indicativo totalmente confiable de las condiciones reales, pero también sé que las estadísticas policíacas no son confiables por mucho, que razones de carácter técnico y de carácter práctico, las declaraciones ayudan a tranquilizar a la ciudadanía, pero más que declaraciones, requerimos acciones. Hasta la próxima, si la hay.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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Jesús Eduardo Martín Jáuregui
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