Día contra la trata
Día con día los mexicanos tenemos que librar batallas en contra de las grandes calamidades que desde hace décadas invaden México; inmediatamente al pensar sobre los grandes problemas de México, lo que se viene a la mente son la inseguridad, la impunidad, la corrupción, el deficiente sistema educativo, la falta de acceso a servicios médicos y no se siga medicamentos, así como un largo etcétera. No obstante, solemos olvidar uno de los rubros en los que México es líder a nivel internacional y que pareciera que ni al gobierno, ni a los mexicanos nos importara mucho.
Me refiero a la trata de personas. Pero antes de continuar, quisiera definir aquello que significa, y utilizaré la definición del Protocolo de Palermo, del cual hablaré un poco más adelante. Es entonces que la trata de personas es: La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos. (Art. 3, inciso a) Protocolo de Palermo).
Desde 1999 cada 23 de septiembre a nivel mundial se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niños y Niñas; conmemoración que encuentra su origen histórico en la Conferencia Mundial de la Coalición contra el Tráfico de Personas, evento que más tarde provocó la aparición de lo que se conoce como el Protocolo de Palermo, que se trata de un instrumento internacional que tiene como principal objetivo la prevención, el combatir, proteger y ayudar a la víctimas de trata.
Este protocolo está vigente en nuestro país desde el año 2003, sin embargo, más allá de las siempre buenas intenciones que tienen este tipo de documentos internacionales, al momento de aplicarlos en las circunstancias particulares de cada lugar, esto sin contar con la voluntad política de los gobernantes en turno, precisamente en eso se quedan, en buenas intenciones. Son ya veinte años desde que México se comprometió a seguir y a aplicar este protocolo, pero también son veinte años en los que la más que penosa situación de la trata de personas ha empeorado significativamente.
De acuerdo con la organización internacional sin ánimo de lucro “A21”, dedicada a erradicar la trata de personas a través de la sensibilización, la intervención y el acompañamiento, México es el tercer país a nivel mundial en materia de trata de personas con fines de explotación sexual y mendicidad de menores, únicamente antecedidos por países como Tailandia y Camboya.
La situación no solo es grave, sino además preocupante. Esta rama del crimen organizado, este comercio en la oscuridad, de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas contra el Delito y la Droga (UNODC por sus siglas en inglés) estima que la trata genera ganancias estimadas de 2 billones de dólares, suma que equivale a un 3.6 por ciento de todo lo que se produce y consume a año a nivel mundial.
Sirva pues esta fecha para hacer conciencia de que, al hablar de trata, hablamos de personas, y que cada persona tiene exactamente la misma dignidad que cualquier otra. Cada víctima tiene su historia particular, un pasado, un presente y también las posibilidades de un futuro mejor. Y que también sirva esta conmemoración para que no solo un día al año, si no que todos los días este sea un tema presente en la agenda nacional e internacional, como una prioridad máxima a erradicar.
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