Disparos y disparates de Trump
Este año la inflación esperada en México será del 3.6 % si no hay algún fenómeno inesperado. Por primera vez, desde que se mide el alza de precios en el país, Estados Unidos podría encarecerse más que nosotros.
Todavía no se aplican los aranceles que Donald Trump quiere imponer a sus socios comerciales, sin embargo los precios aceleran anticipadamente en Estados Unidos. El índice anual de inflación subió al 3 % según datos del reporte de la Oficina del Trabajo. Con el alza de aranceles a China y la intención del aumento del 25 % al acero y aluminio a todo el mundo, Trump no dirige su rifle económico a los extranjeros. El blanco serán los consumidores que gobierna. Veamos:
Según analistas citados por el sitio CNBC de noticias económicas, la imposición de un 25 % de arancel al acero y al aluminio a México y Canadá, significa un aumento promedio de 5 mil 790 dólares a cada auto norteamericano, unos 119 mil pesos. Un 12 % más, que de inmediato golpea a los compradores.
El arancel hará subir los precios del acero y aluminio producido en EE.UU porque, al quitarles la competencia, la U.S. Steel, Nucor, Arcelor Mittal, Cleveland Cliffs y otras fundiciones aprovecharán para subir sus precios internos. Tendrán todo el mercado para despacharse a lo grande.
La cadena de la inflación comienza con los autos pero su repercusión es universal. Sube el precio de la construcción, de los muebles metálicos, de la maquinaria agrícola, industrial, de la obra pública, robots, enseres domésticos. Los fabricantes locales de otras industrias estarán en desventaja frente a la competencia exterior si sólo se aumenta el acero y el aluminio. Para que “ayudara” a todas las industrias el arancel tendría que ser general, como lo sueña Trump.
La sensibilidad a la inflación de los norteamericanos es más grande que la de otros países porque sus ciudadanos se la viven pidiendo crédito. Hipotecas, arrendamientos de autos (leasing) y pago de tarjetas están ligadas al precio del dinero. Un alza de uno o dos puntos porcentuales pega al consumo, al empleo y al crecimiento.
Trump está chillando para que la Reserva Federal baje los intereses, pero no lo hará porque es autónoma y su deber es mantener a raya los precios y el desempleo. Trump quiere que Jerome Powell, gobernador de la FED, sea el villano de la película al no reducir las tasas. Quien enciende el cerillo de los precios es Trump con sus “tarifas”, la gente lo entenderá.
Si la inflación supera el 4.3 %, como se espera, todo se descuadra: la enorme deuda del Tesoro sube con sus 34 billones de dólares, el consumo se reduce y, al tiempo, podría llegar una recesión. Estados Unidos tiene un gran nivel de vida porque compra barato al exterior. Si eso cambia es probable que el electorado le cobre a los republicanos el precio de lo que hace un presidente desquiciado para aislar a su país del mundo.
En México no es buena noticia que su principal cliente tenga una tormenta económica. Estamos ligados a ellos con exportaciones que equivalen a casi el 40 % de nuestro Producto Interno Bruto. Creemos que la realidad y los republicanos detendrán los disparos y los disparates de Trump.
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