Educación de calidad sí, ladrillos no
Es bien sabido que la educación, el conocimiento y el desarrollo de talento son la política pública más importante de un estado, y la mejor inversión que puede hacerse. Pero esta es una realidad que los funcionarios no entienden ni valoran.
Hace justo dos años, en las pruebas que hizo Mejoredu, un organismo de la SEP, a los niños de primaria y secundaria de Aguascalientes en matemáticas y lectura, salieron olímpicamente reprobados. De 100 preguntas que contenían las pruebas apenas alcanzaron a contestar 43 correctamente.
Pero en lugar de prender las alarmas en aquel momento, las autoridades educativas, los maestros, el sindicato, los padres de familia y los organismos empresariales, voltearon hacia otro lado, callaron, no hicieron nada, no corrigieron las deficiencias y continuaron con la simulación hasta hoy. Por consecuencia, la nueva evaluación de Mejoredu presentada hace unos días salió igual o peor.
Dicho de otra forma: los niños mexicanos y los de Aguascalientes no están aprendiendo lo que deben aprender.
En esta ocasión, la evaluación estuvo dirigida a los diez grados escolares desde 3º de preescolar a 3º de secundaria.
Los estudiantes fueron evaluados mediante ejercicios con criterios de valoración, cada uno de las cuales tenía 4 niveles de desarrollo (también llamados niveles de desempeño o de competencia) que corresponden a las respuestas de los estudiantes en cuatro campos formativos. Esos niveles de calificación fueron cuatro: el primero para quienes obtuvieron los mejores puntajes; el segundo los puntajes medios, y el tercero y cuarto para quienes están prácticamente reprobados. La puntuación máxima posible que un estudiante podía obtener en cada uno era de 20 puntos y, por tanto, en lógica, el mínimo aprobatorio es de 12 puntos.
Pues bien, en una mirada general, los estudiantes de Aguascalientes, promediando los resultados de todos los campos formativos, lograron apenas 11.13 puntos, es decir, están reprobados. De los diez grados evaluados, los que mostraron mejor desempeño fueron los de 2º de primaria y los peores los alumnos de 3º de primaria.
En Lenguaje, el promedio general obtenido por los chicos de Aguascalientes fue de 10.7 puntos, pero los de 3º de primaria apenas alcanzaron 8 puntos. En Saberes y pensamiento científico, que incluye matemáticas, el promedio general fue de 11.4 puntos y los malitos fueron los de 3º de secundaria con solo 8.6. En Ética y sociedad el promedio fue de 11 puntos y de nuevo los de 3º de primaria batieron el récord a la baja con 9.8. Y finalmente, en ciencias humanas, que incluye hábitos saludables, bienestar, etc., los locales llegaron nada más a un promedio de 11 puntos y los de 3º de primaria, otra vez, quedaron en la lona: poco más de 9 puntos sobre los 20 posibles.
Más aún: para un estado como Aguascalientes, que suele tener un ego bien lubricado, pero poco realista, los comparativos con otras entidades son penosos. En casi todas las comparaciones los chicos de nuestro estado están entre los peores del país.
En síntesis, tenemos muy serias interrogantes por despejar. ¿Dónde estuvo el problema más grave? ¿En los maestros, los directores, los supervisores escolares, los recursos didácticos/tecnológicos, en los materiales de la SEP? ¿Y cuál es la responsabilidad de las autoridades educativas estatales?
Esta es una tragedia moral, educativa y política que, de no mitigarse ahora y empezar a revertirla, será una catástrofe para esos niños que tendrán un horizonte de vida muy negativo.
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