El conflicto de la seguridad pública

La noticia más relevante de los últimos días ha sido el incremento de la violencia, y especialmente de los homicidios dolorosos, lo ocurrido nos ha reiterado el problema de que la seguridad pública es complejo y complicada la posibilidad de resolverlo.

La primera reacción, quizá, la más importante, es que los delitos cometidos se resuelven de inmediato y con eficacia, es decir, que los agresores sean detenidos y que las causas reales se han presentadas lo más pronto posible. La versión gubernamental ha defendido la idea de que se activará el llamado blindaje de seguridad, una estrategia para completar las casetas de vigilancia en los accesos al Estado, la compra del nuevo equipo y el aliento de los cuerpos policíacos en términos de capacitación, salarios y estímulos, estas medidas son importantes, además de que se antoja que se han permanentes.

La pregunta es si esas decisiones son suficientes y completas, yo creo que no, porque queda pendiente tener esa misma claridad para que la difusión de lo que ocurre se apegue a la realidad, falta saber cómo andamos en materia de prevención, investigar a fondo si los recursos financieros son suficientemente, determinar si la presencia del Ejército ha sido efectiva, y claro está, conocer a fondo las causas sociales de los delitos, el perfil de los delincuentes, además del seguimiento y evaluación riguroso de los avances en la rendición de cuentas y en la transparencia. El problema es complejo y nada más por eso necesitamos ser responsables en la crítica la autoridad, en momentos como este, también es necesario activar la tolerancia sobre los tiempos que se necesitan para resolver un problema de esta naturaleza, y sin duda alguna, requerimos la agudeza política para saber si estamos en el camino correcto para resolver los desafíos que se nos presentan.

La opinión y la crítica son imprescindibles, y en esta tarea todos podemos intervenir, si aceptamos que el tema de la seguridad es grande y es complejo, tal vez sea el momento de generar un nuevo impuesto local que sea destinado única y exclusivamente a la prevención y a la corrección de los delitos y para reaccionar con prontitud. Los nuevos impuestos siempre duelen, lo sé, pero de un impuesto o una molestia de este tipo perdería fuerza cuando nos demos cuenta que son muy necesarios.

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