El crecimiento del crimen organizado

En días pasados, el periodista Héctor de Mauleón de “El Universal “, dio a conocer el resultado de un estudio que realizó un grupo de consultores, tomando en cuenta los datos ofrecidos por el gobierno federal, las fiscalías estatales, fuentes abiertas, y la revisión de un grupo de un cuerpo de documentos que fueron hackeados a la Sedena por aquel colectivo que conocimos como “guacamaya”. En ese reporte se presenta un mapa delincuencial en México y como un dato sumamente preocupante nos dicen, el crimen organizado opera en México en un 81% del territorio mexicano,prácticamente 4/5 partes se encuentran ocupadas por diversas manifestaciones del crimen organizado que se dan a través de 165 grupos delincuenciales de mayor o menor magnitud cada uno, y que abarca las 32 entidades del país, es decir, en todo México hay presencia de alguno de estos 165 grupos delincuenciales y en general, controlan un poquito más del 80% del territorio nacional.

Y, ¿qué hacen esos grupos delincuenciales? Hay un cobro de piso, hay un secuestro exprés, hay una serie de secuestros, hay una serie de desaparecidos, hay posicionamiento de los bienes o propiedades de los particulares, etc. Este mapa delincuencial o criminales en México, se ha extendido como una mancha oscura para todo el país y ha provocado hacia mayo de este año 42,029 desaparecidos, que esto significa solamente en el último año de mayo de 2022 a mayo de 2023, casi un 25% de los desaparecidos de este sexenio, que repito, suman más ya de 42.000 personas.

A esa negra cifra de desaparecidos, hay que sumar los datos que el presidente de la República nos dio a conocer, en México se han asesinado a más de 156,200 personas en lo que va del sexenio, esto significa 30% más en el sexenio de Peña Nieto y casi el doble que en el sexenio de Felipe Calderón.

El presidente, cuando se habla de esos temas, entra en lude a que se trata de una herencia maldita que le dejaron a su administración, pero aquí la pregunta sería sí, ¿realmente el heredero supo gestionar el problema que le dejaron?, que además, estaba diagnosticado desde hace mucho tiempo o realmente esa herencia lo único que manifiesta, es una incapacidad y una inoperancia para administrar las políticas de seguridad pública en el país.

Es indudable que se requiere una revisión de la política pública de combate a la delincuencia organizada. Es indudable que se requiere asumir responsabilidades directas y concretas en estos índices que se incrementan de delincuencia y en esta presencia extendida de la delincuencia a lo largo y ancho del territorio nacional, pero parece ser que ese no es un tema del presidente, no es un tema asumir la responsabilidad, no es un tema revisar las políticas y simplemente, se continúa ahondando en un modelo que ya demostró sin eficacia que esta pretendida militarización, que ahora se acentúa con la designación de un general retirado al mando de la Aduana de México, pero que ha demostrado que esa política que no produce ningún beneficio.

Los “abrazos y no balazos” lo único que han ocasionado, es que la sensación que tenemos los ciudadanos es que la autoridad no sabe enfrentar los hechos cometidos por la delincuencia organizada que requieren de una decisión firme y concreta de la autoridad para extinguirlas.

Parece ser el ruido de la danza de las corcholatas, los disfraces de estos temas fundamentales, nos olvidamos frente a ese ruido de la danza de las corcholatas, que estamos en presencia de graves acontecimientos en México que han provocado la desaparición de periodistas, de activistas, de defensores de derechos humanos, y que, parece ser que el gobierno lo único que puede decir es que es una herencia que no ha sabido manejar.

Ojalá nos demos cuenta los mexicanos de que requerimos políticas públicas, que den respuesta a esas problemáticas que ayuden a superarlas en beneficio de todos los mexicanos y que vuelvan a México un país seguro y tranquilo para lograr su pleno desarrollo.

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