El hoyo negro de la política
El pueblo de México sigue azorado en un espectáculo que cae en la ignorancia del derecho. La tradición geométrica de izquierdas y derechas ha tenido una crisis de confusiones, pues las izquierdas tienen sus fanáticos, las derechas también, pero ambos son culpables de lo que ha pasado en nuestro país.
Son culpables por no saber, no poder, no conocer ni ejercer el poder público mediante el estado de derecho que se ha ido construyendo en décadas. En mucho tiempo, muchos años, talentos, profesionales, gobernantes y mucha ciudadanía ha contribuido a construir ese patrimonio único del pueblo de México, que son sus instituciones.
El daño más grande que se le puede hacer al pueblo es dañar sus instituciones porque se le daña su patrimonio. Recordemos que, en el Estado de Derecho, se obedece a la ley y no al gobernante. El gobernante tiene una naturaleza de líder, de conductor, de tener las herramientas y contar con privilegios personales que le permiten conducir a un pueblo.
En un liderato gubernamental no se basurea ni se subsume, se reconoce el trabajo y se estimula lo que cada parte de la ciudadanía puede hacer y actuar. Tener una mayoría es solamente una posibilidad democrática de un gran reconocimiento.
Esa mayoría se debe conducir y debe de transformarse en: prudencia, sensatez, conocimiento y lucidez para hacer la política, que es “la polis”, la política está en donde el ciudadano pisa. Los políticos no son los gobernantes, sino que han sido designados por la clase política: la ciudadanía.
Esa mayoría que hoy vivimos obtuvo un triunfo contundente. Hay voces en medio de nuestras redes sociales que aseguran que hubo fraude, pero no pudo haberlo porque existen tres grandes pruebas: la primera y esencial es que, un millón y medio de mexicanas y mexicanos no se pusieron de acuerdo para hacer el fraude. Segundo, el factor estadístico nos dijo, en un conteo rápido, lo que nos dijo la ciudadanía en el cómputo y el escrutinio de los votos. Y si esto no es suficiente, está la tercera prueba: la política legal, que se trata de todos los cómputos distritales en donde estuvieron presentes todos los actores políticos representando a sus intereses y a sus candidatos. No se logró acreditar absolutamente nada de fraude, de manera tal que, ese triunfo mayoritario, les da una gran y enorme legitimación, pero el pueblo no les otorgó las urnas, sino la legalidad.
La legalidad es el Estado de Derecho que mayorías y minorías debemos respetar, actuar con prudencia y hacer política para que ese Estado de Derecho siga transitando y llevándonos a mejores estadios.
Por otro lado, están los que integran la oposición. Los partidos políticos abdicaron a ser entidades de interés público, solamente han estado al cuidado de sus franquicias políticas y, con ello, al cuidado de círculos de iluminados y elegidos de cada ideología y de cada partido político. Solamente han estado en ese cuidado y no han sabido construir el discurso de la oposición que oriente y dé el camino a seguir a las mayorías, como primera minoría, para construir un país mejor, lo necesitamos mucho.
Es importante no permitir manipular la emergencia. Estamos en un interregno, no hemos logrado construir ni salir de este hoyo negro de la política, que es la reforma judicial.
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