El INE en revisión

La madre de todas las batallas ha dado comienzo en el terreno político, electoral y cultural, quién es quién en los votos.

Como bien saben nuestro IFE-INE, está en revisión y se proponen cuestiones positivas y razonables y otras de plano descabelladas, la lucha por la democracia, como sea que usted la entienda, se encuentra estrechamente ligada a nuestra historia patria, si bien no está en nuestro ADN, se estipula una y otra vez en nuestras constituciones como un auténtico anhelo nacional. Queremos vivir en democracia con D mayúscula. Ha costado muchas vidas, sacrificios, guerras para estar aquí, así como estamos y así como somos.

Creo sinceramente que vivimos el momento más esplendoroso de este tortuoso y largo camino que recordemos que es un modo de vida, un rasgo cultural y también una forma de gobierno. A estas alturas de la historia podemos afirmar que lo tenemos todo y lo hemos hecho bien, desde su constitución, el IFE en 1990, inició con serias y delicadas complicaciones, grandes exabruptos, pero el parto del organismo ciudadanizado que organizaría las elecciones de ahora en adelante, quedaba en manos de gente políticamente sana con crédito profesional y académico y óptima reputación social, no partirizados ni partidistas, pero sí, políticamente respetados y respetables, este organismo, podemos decir que fue el resultado de décadas turbulentas de aquellos primeros visos de lo que se podría entender de una sociedad civil organizada, con objetivos comunes y metas precisas.

Se le arrebató al gobierno el poder de contar los votos, dividirlos, contarlos, firmar y afirmar ganadores y perdedores, a partir de ahora seríamos nosotros, los electores, responsables de todo el dispositivo y los partidos políticos en una contienda regulada y vigilada, si no pareja, menos despareja, digamos que el entramado es creíble, ese era el desafío, y nuestro organismo electoral goza aún de decoro y ese es el cuide del asunto en un país, como muchos, en que la desconfianza al gobierno abunda; sin embargo, lo más importante de todo este bello cuento es que para que la democracia se afiance y opere, debe contar con demócratas. Esos son sus principales actores, ciudadanos, gente común, personas todas y todos que sienten el favor de poder elegir su gobierno y poder cambiarlo en todo tiempo, la no reelección como principal eje.

Digamos que no se pide mucho para sentirse bien al ir a votar, ya depende de uno lo mucho o poco que quiera participar, hay quienes ni votan y otros que de eso viven, tan es así que es toda una industria los partidos para efectos prácticos son empresas de las más lucrativas del país, siempre tienen mucho dinero, y qué bueno que así sea por tratarse de entidades de interés público, y los que notan también se sienten y la ausencia es muy dañina al final del día, la abstención habla por sí misma, el desinterés social, la falta de convocatoria de los partidos políticos, el descrédito del ambiente y toda una serie de causas inhibe a los liderazgos genuinos, el grado de abstención en cualquier país impulsa la no democracia y a los sátrapas que se encaraman en el poder.

Así pasa y eso no queremos que vuelva a pasar.

Yo creo por ello que votar es requisito mínimo usar la tarjeta del INE, para lo que es debiera ser una obligación, además, del derecho supremo de decidir por quien quiera, pero hacerlo se hace crucial en estos tiempos, quien no lo hace debe saber que daña y no puede pasar por alto, alguna repercusión debiera tener, como en otros países. Desde luego que a los partidos políticos les importa poco, pues basta una mayoría simple para ser gobierno, la segunda vuelta o el balotaje queda fuera de la discusión y sería, según entiendo, una forma de salir de este paroxismo en que nos encontramos con alianzas chiclosas entre desbalagadas cúpulas sin conocer a ciencia cierta qué quiere la mayoría del electorado, hacerlo en serio, ahí está Brasil, 50 más 1, que sea lo que sea, pero hay que definir.

El peor escenario es este que vivimos y del que no podemos escapar, por ello la defensa al órgano electoral se hace necesaria, es cierto, no tanto como se difunde en redes, pero si por una causa muy elemental, es creíble y eso merece respeto, aceptemos que tenemos un sistema enorme y costosísimo que merece ser revisado y ajustado, y es curioso como en cada reforma electoral el gobierno procura darle mayores facultades al INE para luego reclamárselas, el sistema desde luego que es perfectible y la alternancia es y debe ser la dinámica seguir.

No veamos como el triste caso que tuvo de la Comisión de Derechos Humanos, una historia paralela, de un organismo público autónomo que ahora se volvió la prótesis del gobierno actual.

Eso es lo que se tiene que evitar a toda costa.

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Martín Barberena
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Martín Barberena, Opinión, Aguascalientes

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El INE en revisión

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