El papel de la mujer dentro de la política mexicana

Las mujeres mexicanas votamos por primera vez un 3 de julio de 1955 sin embargo, celebramos cada 17 de octubre porque fue la fecha en que, el presidente Adolfo Ruíz Cortines, publicó el decreto que nos reconocía este derecho.

El movimiento sufragista se apersonó en nuestro país desde finales del siglo XIX, pese a que las mujeres participaron como soldaderas, enfermeras o periodistas durante el Porfiriato y la Revolución Mexicana, reconocer el derecho al voto fue una demanda ignorada por caudillos y constituyentes de 1917.

Ante el Primer Congreso Nacional Feminista se planteó la necesidad de reformar la Constitución para ser adicionadas al censo como electores. En Yucatán y San Luis Potosí se nos concedió el sufragio solo a nivel municipal, pero de inmediato fue revocado.

Hay que reconocerle al presidente Lázaro Cárdenas haber enviado una iniciativa al Congreso para otorgarnos el voto en elecciones federales, asunto que no prosperó debido a la oposición de los sectores más rancios y conservadores de México. El presidente Manuel Ávila Camacho propuso una reforma al 115 constitucional para que pudiéramos votar en elecciones municipales, la cual fue aprobada en 1947, pero es hasta 1953 cuando logramos la ciudadanía plena.

Ello significó un avance histórico sin embargo, no fue suficiente para garantizar la representación y participación efectiva de las mujeres en la vida política del país, persistían obstáculos que limitaban el acceso a cargos públicos y a la toma de decisiones, por ello la lucha continuó.

Solo en el gobierno de la Cuarta Transformación, la revolución de las conciencias hizo posible la paridad en los congresos federal y locales, lo cual nos coloca en el cuarto lugar a nivel mundial, sólo el presidente Andrés Manuel López Obrador pudo contar con un gobierno progresista donde las mujeres están al frente de secretarías de estado como gobernación, seguridad, relaciones exteriores, economía, educación, energía, cultura, medio ambiente y bienestar.

El voto femenino es un derecho conquistado por mujeres que soñaron con un país más justo, libre e igualitario. Gracias a ellas hoy podemos participar activamente en la construcción del México que anhelamos.
 
Si bien el movimiento sufragista permitió que una mujer llegará por primera vez a ser magistrada en 1961, Gobernadora en 1979 y senadora en 1989, hoy avanzamos para que por vez primera una mujer llegue a las más alta magistratura del país en 2024, lo cual representará no solo un acto de justicia histórica sino la oportunidad de impulsar una agenda feminista que contribuya a la igualdad sustantiva en todos los ámbitos de la vida, a disminuir la desigualdad salarial y los estereotipos de género, a erradicar la violencia, la pobreza, la discriminación y la desigualdad que aún afecta a muchas mujeres en este país.

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