El Partido Aplanadora

En comisiones, dentro de la Cámara de Diputados, se aprobó la desaparición de los organismos autónomos que fiscalizan el ejercicio del poder presidencial. El argumento, según el todavía presidente, es que -por un lado- estos órganos sirven para proteger a particulares, y -por otro- que su desaparición ahorrará dinero. La realidad es que esos organismos han propiciado el proceso de transición democrática. Prácticamente todos tienen menos de 20 años de edad, y su creación ha intentado consolidar las vías institucionales de contrapeso al poder; esto significó la conclusión del régimen de partido hegemónico, que duró más de 80 años, y fue representado por el PRI en la presidencia. 

Los Órganos Autónomos que estarían por desaparecer son: el INAI, encargado de garantizar el acceso a la información pública, la protección de datos personales, la transparencia gubernamental, y la rendición de cuentas del gobierno; la COFECE, que busca eliminar monopolios, y promover el funcionamiento eficiente de los mercados; El IFT, que busca regular servicios de telecomunicaciones; el CONEVAL, encargado de generar información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en México; también la CRE, que regula diversas actividades en el sector energético, incluyendo la electricidad y los hidrocarburos; así como la CNH, que regula la explotación de hidrocarburos en México; y, finalmente, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, que evalúa la calidad del sistema educativo.

Esto es posible, gracias a la composición actual del legislativo. Sin embargo, luego de la instalación de la siguiente legislatura, el escenario será aún más complicado; porque el partido del presidente y sus aliados tendrán la mayoría calificada en la cámara baja, y estarán a un par de escaños de tener el dominio de la cámara alta, lo que -junto a la cooptación del poder judicial- posibilita cualquier cambio constitucional regresivo.  Esto nos amenaza con: el desmantelamiento institucional de un modelo democrático, el regreso del Partido Aplanadora, la vuelta del viejo régimen del partido hegemónico, el gobierno del presidencialismo omnímodo, la opacidad gubernamental, la falta de contrapesos, la anulación de la división de poderes, y la erosión de la ciudadanía participativa que necesita cualquier democracia.

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