El poder del calor sobre la CFE

En Aguascalientes, y al menos en otros 18 estados, la sucesión de cortes de luz, los apagones, las interrupciones del servicio eléctrico, se ha vuelto la cosa más normal del mundo, pero lo que es menos evidente es que este problema grave sea consecuencia solamente de la temporada de calor extremo que sufre todo el país. Este factor es solo uno de los que explican esta crisis.

Lo primero que hay que señalar es que se trata de la confirmación de que los gobiernos no tienen capacidad alguna para manejar una empresa u organismo en las mejores condiciones de eficiencia operativa, de transparencia y de competencia, sencillamente no es lo suyo y todas las empresas del gobierno son un verdadero fracaso, no hay una que se salve, así como el caso de Pemex o del aeropuerto de Santa Lucía. Naturalmente, la CFE no es una excepción y sus números son catastróficos, por ejemplo, el saldo de la deuda corporativa total de la CFE en 2023 es de 448.000 millones de pesos, mientras que en 2018, era de 355.000 millones de pesos, por lo tanto, los intereses que dicha empresa tiene que pagar cada año son de unos 30.000 millones de pesos lo que equivale a 14 veces el presupuesto de egresos del Estado de Aguascalientes en este año del 2023.  Esto quiere decir que la CFE paga cerca de 83 millones de pesos diarios por concepto de intereses de su deuda, no hay empresas sencillamente que resista esta carga.

El segundo problema, es que ese desastre no se originen en el cielo muy buena parte de la virtual quiebra técnica de la CFE deriva, a pesar de que es prácticamente un monopolio de su ineficiencia operativa de los subsidios que recibe del gobierno de la corrupción del gasto administrativo es decir, salarios, bonos, prestaciones, servicios generales, materiales y suministros para su funcionamiento y sobre todo las condiciones de leoninas de su contrato colectivo de trabajo con el sindicato, por ejemplo la plantilla de personal en activo de la CFE se conforma de 92,000 personas de los cuales, el 80% son sindicalizados, 15% son temporales y el resto son trabajadores eventuales, además cuenta con 52.000 jubilados aproximadamente, aunque en 2016 hubo una negociación previa del contrato colectivo de trabajo para tener un equilibrio financiero más o menos sano en beneficio de los usuarios en 2020 hubo una renegociación laboral que provocó una pérdida de 87.000 millones de pesos y en 2023 fue todavía peor.

El contrato con el sindicato de la CFE incluye la obligación de ser sindicalizado para trabajar ahí, la herencia de plazas a los familiares, la prestación para renta de casa, ayuda para despensa, ayuda para transporte, incentivos de unos 17 días, por supuesta productividad, bono por fidelidad, subsidio en el pago de energía eléctrica de sus trabajadores, entre otras muchas cosas, que son obviamente impensables e imposibles en cualquier empresa sana. Un trabajador promedio de la CFE, por ejemplo, recibe una pensión aproximadamente 8 veces mayor que un promedio del Instituto Mexicano del Seguro Social.

En suma, los cambios que hizo esta administración significan un golpe las finanzas de la CFE, equivalentes a 161,000 millones de pesos, lógicamente este desastre le deja poco margen a la empresa para invertir en mejorar el servicio, lo que explica la falta de mantenimiento en centrales transformadores, transportes etcétera. En opinión de analistas y de expertos en el sector eléctrico, este fue un acuerdo inaceptable para cualquier empresa y el daño financiero explica en buena parte los problemas actuales.

En conclusión, como señalé al principio, esta es una severa llamada de atención para que los gobiernos entiendan que su labor no es manejar empresas ni organismos, ya sean luz, petróleo, agua, fertilizantes, trenes o aeropuertos, no lo saben hacer ni lo pueden hacer y el saldo del desastre será incalculable.

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