¿El verdadero heredero?

Al día siguiente de la toma de protesta de Enrique Peña Nieto como presidente de la República, fue presentado el Pacto por México; un acuerdo entre los principales partidos políticos, mismo que tenía como finalidad el hacer equipo para legislar en favor de las llamadas reformas estructurales.

El programa de gobierno del presidente Peña era precisamente el pasar a la historia como el presidente que lograría sacar adelante aquellas reformas que el país tanto necesitaba. El desenlace ya lo conocemos, en efecto las reformas entraron en vigor, pero con el cambio de gobierno en 2018 prácticamente todos los avances logrados se vinieron abajo.

Quizás una de las reformas más representativas fue la educativa, ciertamente ambiciosa con miras a mejorar el sistema educativo mexicano. Pero a su vez, fue también la reforma que más encontró trabas por parte del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

Ahora bien, desde aquel entonces ya comenzaba a ser noticia el estado de salud del ahora presidente. Fue precisamente en 2013 en plena implementación de la reforma educativa y que al mismo tiempo el movimiento opositor tenía un plantón a las afueras del Senado, cuando López Obrador sufrió un infarto. Se suponía que sería el orador principal en aquella protesta de carácter pacifica, pero debido al episodio de salud, Andrés López Beltrán tomó el lugar de su padre y dirigió el mensaje a sus simpatizantes.

Desde aquel entonces se comenzaba a especular que el segundo hijo del presidente, es el heredero político del movimiento obradorista. Y esta semana volvió a prenderse esa teoría, pues después de que se diera a conocer el escándalo de corrupción por parte del círculo cercano a Andrés López Beltrán, pareció que desde la presidencia pusieron a andar la maquinaria de comunicación para minimizar el asunto.

Siendo que no fue igual cuando se dio a conocer el asunto de la casa gris en Houston, misma que era ocupada por el hijo mayor del presidente, José Ramón. Si logramos leer entre líneas, pareciera qué hay más interés en proteger al segundo hijo que al primogénito. Y esto solo se confirma con lo que no deja de ser otra distracción más, cuando este viernes se hicieron vírales fotografías del hijo mayor del presidente a bordo de un avión con destino a Barcelona.

Quisiera creer que verdaderamente el asunto del presunto escape a Barcelona no es otra cosa que un desvío de atención para que la opinión pública cambie de página y centre sus esfuerzos en el hijo mayor y no en el hijo predilecto del mandatario. Y es que el interés es muy claro, además de evidente, la eventual continuidad de la cuarta transformación está fijando sus esfuerzos no en 2024, sino en 2030. ¿Será que el verdadero gallo del presidente es su hijo Andrés?

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