El viaje de Benito: activismo, redes y cambio social

Una de las imágenes más conmovedoras que vimos de la travesía de la jirafa Benito fue la de unos niños que estaban con su madre en una gasolinera, cuando pasó el contenedor en el que lo trasladaban de Ciudad Juárez a Puebla. Los niños empezaron a echar porras, “¡Benito, Benito!”, gritaron “hasta la próxima, Benito” y se echaron a llorar.

Como sabemos, Benito es una jirafa que permaneció ocho meses en el Parque Central de Ciudad Juárez. Desde el principio, activistas animalistas señalaron que no era el lugar ideal para él, por las temperaturas extremas —más de 40ºC en verano y temperaturas bajo cero en invierno—, la falta de un espacio adecuado, la mala alimentación e, incluso, la soledad.

El colectivo Salvemos a Benito articuló diferentes estrategias. Por un lado, hicieron visible el caso en redes sociodigitales, principalmente mediante el uso del hashtag con el mismo nombre, #salvemosaBenito. También hubo peticiones en línea, en Change.org, donde recabaron firmas para solicitar el traslado de la jirafa a un lugar que pudiera garantizarle los cuidados necesarios. Además, hubo manifestaciones en Ciudad Juárez, búsquedas de encuentro con las autoridades para solicitar la liberación y todo eso se difundió a través de las redes sociodigitales. Parte de la estrategia fue por la vía legal, solicitaron audiencia pública a la gobernadora considerando los derechos que establece la Ley de Participación Ciudadana del Estado de Chihuahua, interpusieron recursos de amparo y, en medio de todo, exhibieron la indolencia tanto del Gobierno del Estado como de la PROFEPA, de manera específica en el caso de Benito, pero esto abrió la puerta para ventilar otros casos. 

Después de tanta lucha, se logró que Benito fuera trasladado del Parque Central de Ciudad Juárez hasta Africam Safari en Puebla, en un viaje de más de 30 horas, que fue seguido en las redes sociodigitales y los medios de comunicación. Dicho sea de paso, el viaje tuvo que ser custodiado por las policías de varios estados y la Guardia Nacional. Celebro que el equipo de Africam Safari y las y los periodistas tuvieran protección en el camino, porque es necesaria y la búsqueda de un mejor lugar para el animal no tendría que implicar un riesgo mayor; pero eso habla mucho de las condiciones de inseguridad en las carreteras y, desgraciadamente, ese nivel de protección no existe para quienes circulamos constantemente.

Regresemos a la escena que narraba al principio, la de los niños que despiden con una combinación de alegría y tristeza a Benito. El vídeo se hizo viral en Tik Tok y se sumó a muchos contenidos que circularon en las redes sociodigitales, para celebrar la decisión, despedir a Benito de Juárez, hablar del paso de Benito por varios estados, dar la bienvenida a Benito a Puebla, aprovechar el caso para poner sobre la mesa otros casos, como el de la elefanta Ely, e incluso compartir memes sobre la llegada de Benito.

La articulación de los elementos antes mencionados hizo que se tratara de un caso muy visible y contribuyó a dar solución. No siempre pasa. Hay casos que no han sido suficientemente visibles, aunque también sean graves. Por eso es relevante que, en este caso, la movilización no solamente haya logrado el traslado de Benito, sino que haya abierto la puerta para visibilizar otros casos.

También es un caso esperanzador, en medio de tantos otros de maltrato animal. Ojalá que el caso de Benito abone a la sensibilidad sobre el bienestar animal y sobre nuestra relación con la naturaleza.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión
 

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Dorismilda Flores-Márquez
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