Elecciones y resultados

En las pasadas elecciones para designar los nuevos gobernadores de Coahuila y el Estado de México se cumplieron los pronósticos. En una de ellas, ganó la coalición, encabezada por el PRI y en la otra, la coalición encabezada por Morena. Al revisarlos por menores de cada proceso electoral, hubo un denominador común en ambos casos: los perdedores reconocieron la derrota sin hasta vientos, y, por otra parte, la jornada de las votaciones ocurrió prácticamente sin incidentes graves. Parecen datos menores, pero no lo son, no lo fueron. El clima de violencia que vive el país y la repetida polarización que muchos opinadores se empeñan en mencionar, hacía pensar que independientemente del resultado habría sobrados motivos de conflicto.

Por cierto, es que el reporte de la jordana dominical para ejercer el derecho al voto, empezó y terminó en paz y si algo faltaba, la candidata derrotada por la coalición que encabeza el PRI, Alejandra del Moral, muy temprano declaró en conferencia de prensa que le deseaba suerte a la candidata ganadora, Delfina Gómez. Por su parte, en Coahuila, el hombre de apariencia ruda, Armando Guadiana, candidato de Morena, reconoció la derrota y manifestó que no haría nada para protestar el resultado en favor de Manolo Jiménez.

Otro factor de importancia, fue que el Instituto Nacional Electoral cumplió como árbitro de ambas contiendas y lo hizo además, con un alto grado de eficacia, reflejado con la apertura de casi el 100% de las casillas y también, con el cierre del mismo número de casillas, además de una fortuna presentación de datos preliminares y sobre todo, sin que la presidenta del organismo electoral realizara discursos con mensajes de enfrentamiento hacia el titular del ejecutivo federal.

Estos pequeños detalles muestran que la contienda electoral, por muy intensa que sea, se puede desarrollar y se puede hacer pacíficamente sin protagonismo excesivos del árbitro electoral y una muestra de confianza que seguramente nos hará falta en las selecciones de 2024.

Ganar o perder elecciones es una posibilidad, ganar o perder en un ambiente pacífico, es ya una necesidad.