En medio de este alboroto de la Inteligencia Artificial
Vemos cómo conforme avanza la Inteligencia Artificial, amenaza la existencia de cada vez más y más profesiones.
En tan solo unos meses, hemos observado su evolución y cómo, de generar imágenes simples, ahora es capaz de generar imágenes complejas; cómo, de ser un simple chat, ahora te ayuda a analizar complejos documentos y cómo, a partir de unos dibujos, puede genera código informático.
La mayoría ni siquiera se ha dado cuenta de que podríamos estar viviendo una de las revoluciones más disruptivas en los ámbitos económico, laboral, social y empresaria que ha vivido el mundo.
Otros, unos cuantos más, empiezan a temer, y no sin razón, que esto podría despojarles de su medio de sustento.
Solo unos pocos se han convertido en entusiastas espectadores o incluso en eficaces promotores de lo que está sucediendo.
Y es un tren que avanza TAN rápido que parece imposible convertirse en protagonistas de esta nueva realidad.
Mientras este alboroto ocurre y mi mente dedica largas horas del día a analizar, entender y visualizar cómo yo o mi empresa podríamos integrarnos aún más en esta revolución, me topé con una curiosidad. Hoy vi, en un famoso landmark, uno de esos que es visitado por miles de turistas diariamente, a vacacionistas que, AL MENOS, llevan consigo una cámara cada uno de ellos, a una serie de fotógrafos ofreciendo sus servicios. Algunos te tomaban la foto y te entregaban la instantánea. Otros te tomaban la foto y en unos minutos te entregaban una impresión profesional, con marco, ¡y además te la enviaban por correo electrónico!
Sorprendentemente, la gente hacía fila para obtener este servicio, sí, en un momento en el que todos poseen cámaras.
Esta misma gente podría, hoy día, entrar a estos sitios que pronto serán rudimentarios generadores de imágenes por inteligencia artificial, subir una foto cualquiera de ellos y pedirle a la IA que los sitúen frente al mismo landmark, y el resultado sería más que aceptable.
Pero, aunque esto ocurriera, parece que, al menos durante algunas décadas, persistirá el oficio de esos fotógrafos que ofrecen algo más que un simple obturador y un lente.
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