Evaluar para mejorar, así de simple
Esta semana circuló profusamente en las redes sociales un video en donde, para presumirle a Claudia Sheinbaum, un alumno de una escuela secundaria técnica se dispone a leer un texto que seguramente le dio su maestra (https://x.com/RealArturoH/status/1887319939209433466) . El experimento resultó catastrófico porque el chico no logró pasar de la tercera o cuarta línea, lo hizo muy mal y en suma fue un desastre.
Pero la moraleja que deja el video es lo mal que está hoy la educación en el país y explica por qué en disciplinas como lectura los niños mexicanos salen reprobados tanto en las pruebas nacionales como internacionales.
La deducción que seguramente se hicieron los padres de ese alumno es que su hijo ha tenido malos maestros y posiblemente sea cierto. Por tanto la pregunta clave hoy es si los maestros mexicanos son buenos, regulares, malos o pésimos, y la respuesta obvia es que para saberlo hay que evaluarlos. Cosa que no está ocurriendo en el país desde 2019.
La evaluación para contratar maestros, para que permanezcan en la carrera docente y para que sean ascendidos, ha existido en varios países durante las últimas décadas y distintos estudios apuntan a la conveniencia de que sea periódica, obligatoria, vinculante y recompensada. La experiencia nos dice que lo principal de una buena enseñanza es asegurar la presencia de un maestro competente en el aula y para identificarlo, apoyarlo y mejorarlo, hay que evaluarlo, un factor elemental en toda profesión.
En Estados Unidos, los resultados de las evaluaciones, que son públicos, permiten premiar salarialmente a los mejores maestros y sancionar a los peores, incluso con el despido o el cierre de escuelas con más alto y reiterado nivel de fracaso escolar.
En Chile, la evaluación es también obligatoria para los profesores en activo y la ley prevé los supuestos bajo los que aquellos con un reiterado “desempeño insatisfactorio” puedan ser separados del servicio, pero también sirve para determinar los salarios de los maestros, algunos de los cuales, los mejor evaluados, pueden recibir compensaciones económicas de relevancia. Esto por cierto ha elevado la reputación profesional de los docentes.
Y México, hasta 2018 había participado casi 1 millón 790 mil profesores para ingresar, ascender y permanecer en la carrera, gracias a lo cual en 18 estados mejoraron las calificaciones de los alumnos en matemáticas y en 11 las de lectura.
Eso se acabó en el sexenio de López Obrador y en su lugar nombraron a casi 950 mil supuestos maestros sin ningún filtro riguroso de calidad, lo cual explica que según las propias evaluaciones de la SEP los alumnos mexicanos, desde 2º de primaria hasta 3º de secundaria, solo aciertan en promedio 44% de los reactivos de las pruebas que se les hacen. Es decir, están reprobados.
Más aún: la prueba PISA 2022 muestra que en México, el 34% de los estudiantes alcanzó el nivel 2 o superior (de 6) de competencia en matemáticas, significativamente menor al promedio de los países de la OCDE que es de 69%, y muy lejos del 85% de los estudiantes de varios países asiáticos que lograron los mejores puntajes. En lectura, alrededor del 53% de nuestros estudiantes alcanzaron el Nivel 2 o superior frente a un 74% promedio de la OCDE y en ciencias pasó lo mismo: en torno al 49% de los estudiantes mexicanos alcanzaron el Nivel 2 o superior mientras que el promedio OCDE fue de 76%. Peor, imposible.
En suma, se necesitan evaluaciones técnicamente sólidas y justas, basadas en criterios objetivos y transparentes para mejorar las prácticas docentes estableciendo criterios claros de reconocimiento basados en el mérito y el desempeño, y no solo en la antigüedad o en el influyentismo.
Desde luego que evaluar es condición necesaria y hay que favorecer una visión positiva de su relevancia como un componente que, junto a otros, permita tener mejores maestros. Lo único que no es opción es quedarse con los brazos cruzados, hacer lo mismo y esperar resultados distintos.
Estamos ante una verdadera emergencia y no es justo ni equitativo que siga habiendo niños como los del video que acabo de contar.
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.
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