Fiestas Patrias

En 1825, Don Guadalupe Victoria, entonces presidente de la República, determinó que el día 16 de septiembre se celebrara la Independencia de México de manera oficial. Al pasar de los años, se agregó el suceso de Los Niños Héroes, ya que de 1846 a 1848 tuvimos la invasión norteamericana dándose un epopéyico acto heroico de los cadetes del Colegio Militar, pues el 17 de septiembre de 1847 se dio la batalla de Chapultepec, recordándola por qué ante la superioridad de armamento y de soldados enemigos, y orden de retirada. Unos cadetes del Colegio Militar se quedaron en sus puestos luchando, por ello los recordamos como “Los Niños Héroes”, de esta manera se determinó agregarla los festejos Patrios de septiembre.
Estos festejos tienen la finalidad  de no olvidar y  rendir tributo a aquellos hombres y mujeres que, a lo largo de nuestra historia, han dado vida por obtener y conservar la independencia de nuestro país. Recordar que las actuales condiciones que tenemos los mexicanos no fue producto ni de una graciosa concesión o producto de un proceso electivo, fue consecuencia de una revuelta donde hubo quienes consideraron poner en riesgo su vida por alcanzar condiciones de autonomía. Por lo que nuestros héroes Miguel Hidalgo, Jose María Morelos, Guadalupe Victoria, entre otros, podrían considerarse guerrilleros que hicieron todo para desprenderse de la sujeción española.
Repito, tendría que seguir siendo fechas y actos que confirmen nuestro contrato como mexicanos, nuestra convicción nacional y un orgullo de nuestra historia, pero se están convirtiendo en meros actos en el calendario para la verbena ocasional, el jolgorio inmediato y el asueto económico y social.
Los  15 de septiembre por la noche, los titulares de los Poderes Ejecutivos, tanto  de la República, los Estados y muchos Municipios, dan el grito de Independencia desde los balcones de sus palacios de gobierno, sede de sus poderes; abajo, a ras de piso, en las calles, está el pueblo congregado en fiesta popular, donde los rodea la música, se iluminan con pirotecnia, satisfacen su apetito de garnacha y platillos de comida mexicana, conviviendo todos codo, a codo con alegría. Eso está muy bien, que una fiesta popular le dé algo de alegría a nuestro pueblo, donde la mayoría se parte el lomo desde que amanece hasta al anochecer todos los días del año para mantener su familia y contribuir a seguir construyendo nuestro país. Pero no estaría de más que no fuera el centro de los festejos, sino un complemento a la conmemoración que siembre valores patrióticos en corazón y mente de los ciudadanos.

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