Fuga de cerebros

La OCDE da datos reveladores y alarmantes, en cuanto a la prioridad de la educación científica y la importancia que le dan las autoridades de nuestro país, pues mientras en México solamente hay una persona trabajando en la ciencia e investigación por cada 10,000 habitantes, en la República Federal Alemana hay 20, en Japón 36, en Israel 40 y en EE. UU. 42. 

Quiere decir que para nuestro país cada científico es 20 veces más indispensable que en Alemania o 40 veces más que en los EE. UU.

Un dato estima que más de 500 mil mexicanos con grado universitario -de estos, más de 2 mil son científicos-  han emigrado al extranjero, principalmente a Estados Unidos, Canadá y Europa en los últimos 10 años. Para muchos podría ser motivo de orgullo, algunos políticos la podrían presumir, pero la realidad es que tiene repercusiones en el impacto y desarrollo de las regiones y estados. Veamos la otra cara de la moneda. 

En el periodo de  Barack Obama como presidente de EE. UU.,  impulsó un plan de reforma migratoria con el objetivo de  aumentar las visas para estudiantes extranjeros que se gradúen en ciencias e ingeniería, lo que desató la competencia global para atraer talentos, donde Canadá, Australia, Singapur y Brasil  establecieron medidas para atraer a científicos, ingenieros y emprendedores de alta tecnología, por lo que la competencia global por profesionales altamente calificados está siendo feroz. Recordemos lo ocurrido después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno estadounidense atrajo a otros científicos europeos de primer nivel, el más conocido y emblemático fue Albert Einstein. 

El caso de China es particular, pues también está en esta loca batalla por atraer científicos calificados, pero dirige sus baterías en su continente principal, ente de Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán, pero paralelamente implementa medidas para blindarse de que sus científicos y jóvenes talentos no salgan del país, con estrictas normativas  donde los estudiantes que vayan al extranjero becados por el gobierno deberán volver a China y "servir a la patria durante al menos dos años" o de lo contrario "deberán devolver sus matrículas y los gastos originalmente pagados por el Estado", así lo relató la agencia noticiosa Xinhua.

Ante esto podríamos pensar que una preocupación nacional en nuestro país es la "fuga de cerebros". Pues nada de eso, o al menos que las autoridades e instituciones responsables de la contratación, apoyo, reconocimiento y retención de los hombres de ciencia en México ya han realizado un estudio exhaustivo de las condiciones óptimas para cumplir con sus objetivos. Pues tampoco. los pocos estudios que hay son de organismos internacionales; parecería lógico que cada caso individual de "fuga de un cerebro" fuera objeto de un análisis y seguimiento, que permita ir corrigiendo las fallas del sistema de nuestro país y buscar las medidas para repatriarlos. Tal parece que no es así, y finalmente, se hubiera esperado que las autoridades de las instituciones académicas de nuestro país tomaran la iniciativa de llamar la atención de las más altas autoridades políticas de México a poner atención en este urgente problema. Tampoco.

Por lo que en el caso particular de Aguascalientes, que no está exento, debería ser un tema prioritario de estudiar, analizar y, en su caso, atender, pero esto lo desarrollaremos en una próxima entrega. 

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Noé García
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Noé García, Opinión, Columnista BI

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