Henry Kissinger
Henry Alfred Kissinger fue un diplomático norteamericano, Nobel de la Paz en 1973 y criminal de guerra. Nació en Alemania, en 1923; y acaba de morir, a los 100 años. Deja un legado de sombras, cuyas consecuencias todavía se palpan en la forma que se lleva la geopolítica con epicentro en Estados Unidos. Kissinger nació en una familia judía que huyó a Nueva York para escapar de la persecución nazi.
En 1943 se naturalizó ciudadano de Estados Unidos. Sirvió en el ejército de ese país como interprete alemán de contrainteligencia durante la Segunda Guerra Mundial. Al terminar la guerra, ingresó becado a Harvard para graduarse en Ciencias Políticas, y luego ser profesor en la misma universidad. De ahí, saltó a la alta política al ser nombrado asesor de Seguridad Nacional en 1969 y secretario de Estado en 1973, con Nixon.
A partir de su ingreso a la política, diseñó y operó el llamado “Nuevo Orden Mundial”, con Estados Unidos como epicentro de la geopolítica. Este orden se basó en acciones diplomáticas y bélicas para mantener el poderío norteamericano y una feroz política anti comunista. Así, por sus estrategias, murieron miles de personas en conflictos armados nacionales y en guerras internacionales. Dentro de su oscuro legado destaca su participación estratégica en:
La guerra de Vietnam, con los atroces bombardeos de Napalm; el Golpe de Estado en Chile, para derrocar a Allende, en el que dio su apoyo a Pinochet; el diseño y ejecución de la Operación Cóndor, en el que Estados Unidos impulsó dictaduras militares y guerrillas insurgentes en Sudamérica; así como todos los conflictos bélicos relacionados con la Guerra Fría. Estos sucesos suman miles de muertos en crímenes de guerra.
Así, a los cien años de edad, Kissinger muere. Deja un mundo que padeció los conflictos hechos y desechos por el propio Kissinger para asegurar la supremacía global de Estados Unidos. Una supremacía que se construyó a condición de deteriorar la paz, la vida, la riqueza, y la justicia de las poblaciones en muchos países y regiones del planeta. La nueva realidad global exige que haya menos personajes como él.
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