Irregularidades en la Administración Pública
En días pasados, conocimos el Informe General de la Fiscalización de la Cuenta Pública 2021, que presenta la Auditoría Superior de la Federación, en términos generales, se detectaron irregularidades por poco más de 64,800 millones de pesos, de los cuales, un poco más de 50 mil millones corresponden a las entidades federativas, y el resto, o sea, casi 13.000 millones, corresponden a la Administración Pública Federal.
¿Qué conclusión podemos sacar de estos datos? Bueno, la primera, quizás que nos debería llamar la atención, es que por muchos años estuvimos construyendo un sistema federal y estatal anticorrupción, y que por los resultados presentados en las 32 entidades y en el gobierno federal, se ve que se han hecho a un lado esos sistemas anticorrupción. Antes, los concursos públicos, pues eran participación de contratistas y se consideraba que podían amañarse, pero la mayor parte de las obras se asignaban por la vía de los concursos, ahora, pues son asignaciones directas, poco transparentes y poco controladas y evaluadas por la sociedad, la mayor parte de ellas están amañadas y siempre se los llevan los mismos contratistas los contratistas amigos del presidente, del gobernador o del alcalde en turno y en sus corrillos correspondientes, y son estos contratistas los mismos que luego aparecen financiando las campañas de los distintos partidos, como lo estamos viendo en Coahuila y en el Estado de México actualmente.
Hemos visto también que los cargos de designación política se han multiplicado y los han venido a ocupar gente incompetente, pero fiel a los que mandan, recordemos que el principio es que tengan fidelidad y no tanto competencia o conocimiento técnico, y encima de esto, se han venido a sustituir funcionarios de carrera o lo que era el servicio civil de carrera, dejando en manos de gente inexperta a la administración pública, tanto federal, como a las estatales. Todo esto ha producido como resultado que los gobiernos estén totalmente colapsados, que tengan poco funcionamiento administrativo ágil y eficiente, y en general, que las ciudades, el país, se vea degradado a marchas forzosas.
Hay que recordar que en política crear algo que funcione es muy difícil, pero destruirlo es muy fácil, la prueba es que en poco más de cuatro años, el Gobierno se ha llevado a varias de estas instituciones que con tanto esfuerzo construyeron los mexicanos y que todo el mundo dábamos por hecho que funcionaban y que quien estuviera en el poder las iba a respetar, y estás instituciones iban a seguir funcionando, pero parece ser que el problema de la democracia es que cuesta mucho llegar a ella y es muy fácil ponerla en peligro, y eso es lo que estamos viendo en México, ese profundo deterioro de las instituciones democráticas mexicanas en manos de una visión particular y unilateral.
Por otra parte, parece ser también muy importante que los ciudadanos nos fijemos en el ejercicio de los recursos públicos, a fin de cuentas, es a través de los recursos públicos como se concretan las políticas públicas y los programas sociales, administrativos, culturales, etcétera de las diferentes administraciones, lamentablemente los ciudadanos no tenemos una cultura de supervisión del uso de los recursos públicos y los pocos ciudadanos que se acercan, quedan, profundamente defraudados cuando ven que sus observaciones no son tomadas en cuenta por las autoridades públicas de cualquier nivel federal, estatal, municipal, por ello hay que seguir pugnando por una cultura cívica, que nos acerque como ciudadanos a vigilar y ser permanentes supervisores del ejercicio del gasto público y de las acciones gubernamentales, solo así, nos daremos cuenta de lo que realmente está ocurriendo, y solo así, podremos combatir desde nuestras propias trincheras a la corrupción pública.
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