La Bomba de Zambada
El tema de la aprehensión de Ismael Zambada por parte de las autoridades de Estados Unidos es una bomba que puede explotar al gobierno mexicano, no sólo del partido actual en el poder, sino a los gobiernos de las pasadas cinco décadas. Las autoridades norteamericanas afirman que el capo se entregó de manera negociada; la moneda de cambio en esa negociación es -por supuesto- información que permita desentrañar las complicidades entre el narco y la administración pública de nuestro país.
Estados Unidos lleva años realizando trabajos de inteligencia para desenmarañar justo esta red de complicidades entre las autoridades mexicanas y el crimen organizado. Recordemos, por ejemplo, la captura en 2019 de Genaro García Luna, quien fuera alto funcionario de seguridad pública en los sexenios de Fox y Calderón, detenido por colaborar con el cartel de Sinaloa. Igualmente, en 2020, los trabajos que llevaron a la detención del exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, en Estados Unidos y sin la colaboración del Estado Mexicano, por dar protección a grupos criminales. No sólo eso. Recordemos también la filtración que tuvo el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en la que se mostraba una investigación sobre las millonarias aportaciones de Cartel de Sinaloa a la campaña de AMLO en 2006.
Es decir, Estados Unidos ha seguido muy de cerca la operación de los grupos criminales y las redes de complicidad gubernamental que han permitido esta operación. Así, las autoridades norteamericanas pueden utilizar la información que otorgue Zambada para presionar a México y a los partidos que han gobernado en el último medio siglo, a fin de capitalizar electoralmente la lucha contra el crimen, en una desesperada pelea que el gobierno norteamericano tiene para convencer a un electorado que riesgosamente puede dirigir sus preferencias hacia Donald Trump.
Una bomba en la campaña norteamericana que pegaría de lleno al saliente gobierno de AMLO, al entrante gobierno de Sheinbaum, y a la misma historia política del México contemporáneo. Evidentemente, esa bomba será contenida en la medida en la que Zambada declare también sobre las complicidades con las que la autoridad norteamericana le permitió operar las enormes y millonarias exportaciones de fentanilo y otras drogas que Estados Unidos no sólo consume con avidez, sino que también -desde su gobierno- ha solapado y permitido penetrar en su propia sociedad.