La culpa siempre será del pasado
El gobierno de López Obrador sigue avanzando y entre más pasa el tiempo, menos responsabilidad propia reconoce sobre sus actos equivocados y la culpa siempre será del pasado.
La corrupción parece que fue hace 10 años, en la época de Calderón o en la época de Fox, a Peña Nieto no lo toca ni con el pétalo de una rosa, pareciera haber un esquema de complicidad, impunidad o arreglos en lo oscurito. Recordemos que recién dejaron sin fundamento la carpeta de investigación en contra de Rosario Robles y que no se ha podido proceder en contra de Lozoya, tampoco. Pareciera, pues, que la administración peñista pasó desapercibida para López Obrador, pero también, nada se menciona del dinero recibido en efectivo por sus hermanos, fueron contribuciones al movimiento o del patrimonio no declarado Bartlett, que para fines prácticos es una persona de intachable conducta en opinión del presidente.
También hay otras conductas reprobables de muchos de sus colaboradores, quizás la más distinguida, la delincuente electoral declarada Delfina Gómez, ahora impulsada por él, para ser la futura gobernadora o competir por el gobierno del Estado de México, nada dice el presidente sobre la corrupción amplia y diversa en SEGALMEX, simplemente cambió al titular y lo incorporó en la Secretaría de Gobernación, todo pues, parece que es culpa de Calderón y García Luna, nada de la complicidad de los abrazos y no balazos y del fortalecimiento del narcoestado en los últimos cuatro años. Nada sobre los 140,000 muertos en su régimen, nada de la entrega a las fuerzas armadas de la vida civil de México y de la Seguridad Pública de la Nación, nada sobre la esposa de uno de contratistas favoritos, la ahora llamada ministra del plagio.
Pura palabrería y nada de nada, pura violencia verbal que cada día es más violenta. El domingo pasado vimos un acto cívico ejemplar, sin necesidad de acarreos, sin necesidad de compromisos de entrega de dádivas, la sociedad mexicana se pronunció en defensa del INE y en exigencia a la Suprema Corte de Justicia para que declare las normas del “Plan B” de inconstitucionales en lo que proceda, ¿cuál fue la respuesta de López Obrador? Insultos y denotación, empezó a descalificar a los participantes, y a todos los puso, en un rasero de corrupción y cómplices de los privilegios del pasado.
Ayer se publicó el resto de las normas del plan, más bien, hoy, en la madrugada, vendrán seguramente muchas impugnaciones que oiremos que son producto de los conservadores del pasado, nada de reconocer abusos, incongruencias y violaciones constitucionales y legales, en los propósitos de esa tan famosa reforma, considerada o denominada como “Plan B”. Ojalá como sociedad sepamos ver los inconvenientes de un gobierno obcecado, populista y autoritario, y despertemos a una vida cívica y comprometida por el bien de México y no de fines partidistas o de grupo como la que encabeza López Obrador.
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