La gangrena de la democracia

Quisiera aludir a un tema que me parece muy importante y que de alguna manera ejemplifica lo que estamos viviendo en el país.

Recientemente, la filósofa francesa Cinthya Fleury que es autora de un libro muy conocido sobre las patologías de la democracia, presentaba un argumento en el que señalaba que el resentimiento es una gangrena para las democracias. Recordemos que la gangrena es una enfermedad que va matando el tejido, en este sentido entiendo yo que la doctora Fleury se refiere a cómo el tejido social va muriendo, justamente, cuando en un sistema democrático de auspiciar el resentimiento y la polarización; y es justamente ese resentimiento y la desigualdad, las disfunciones más importantes que ella encuentra en la democracia.

Y vemos que el resentimiento, según sus propios comentarios, surge de las personas que no consiguen superar la angustia de su separación en la familia, en el trabajo, en la sociedad, en la comunidad o bien, de la necesidad de reparación frente a los agravios que se han sufrido en el pasado, con respecto a la propia participación de esas personas en la vida activa en la comunidad o proviene de la frustración, cuando se ve que es reticentemente las nuevas autoridades siguen haciendo exactamente lo mismo y entonces, consideramos que no hay un verdadero cambio en las estructuras de gubernamentales y también.

También dice, que esa frustración surge de la necesidad de protección, de que estas personas se encuentran sometidas a una necesidad de protección, porque se consideran desfavorecidas dentro de la propia sociedad y entonces, este resentimiento es justamente lo que causa este sentido de gangrena o muerte del tejido social, según la autora, en la vida democrática de un país.

Sabemos también, por otro lado, que el populismo, dentro de sus muchas características, tiene tres que son muy relevantes para estas consideraciones. Por un lado, hay un culto exacerbado a la persona, es decir, se exageran las virtudes de la persona del líder populista y se minimizan los defectos o las cuestiones que no se realizan adecuadamente; ese líder populista, como una segunda característica, se señala, manipula constantemente a las masas o a la sociedad a través de mantener la agenda pública, del discurso en torno a las propias ideas que él expresa en un momento dado y, como tercera característica, la construcción de una línea discursiva que está basada en mentiras o medias verdades, es decir, el líder populista genera una visión en torno a lo que él mismo cree a través de decir constantemente mentiras o medias verdades.

Y este populismo permite hacer a las estructuras políticas que le sirven lo necesario, para tener la victoria y asegurar el gobierno, no importa que eso necesario concisa en un fraude o en una violación a las leyes o a una propensión a la ilegalidad.

Por su parte, otro autor, Anand Giridharadas en una entrevista en una revista en Harvard, se pregunta cómo deberíamos proteger la democracia, él señala que las personas hacemos el futuro del país, a través del debate, la discusión y la argumentación sobre este futuro, sobre las condiciones del país y sobre la actualización de los liderazgos políticos que tenemos.

Tenemos entonces que revisar esas actuaciones, sus actos y tomar nuestras propias elecciones en el momento concreto, para él el fenómeno que vivimos hoy en día es que no hay un consenso democrático, vemos al populismo y al autoritarismo, pero somos ciegos ante la necesidad de construir democracia, el futuro, dice este autor, se construye solo sí construimos ciudadanía.

Y ahí hay una gran responsabilidad de los medios de comunicación para construir esta ciudadanía, para evitar la manipulación, las medias verdades o de plano, la mentira que se hace constantemente a través de los liderazgos populistas, ¿qué debemos hacer? Dice guijarras, debemos persuadir y convencer -que es mucho más difícil lograr esa ese convencimiento y esa persuasión- en una era de polarización, por eso es tan importante en los liderazgos populistas mantener la polarización de la sociedad; para ser ciudadanía, señala, en una época como la que vivimos, se requiere más democracia consensualista y que podamos, finalmente, optimizar la razón y hacer más afín la proliferación de los derechos a la consecución de los mismos es decir, debemos apegarnos más a un mundo de legalidad que evite el uso y la manipulación del gobierno para fines políticos, solamente, del interés de este carismático líder populista.

Y a propósito de este carisma, otro autor el sociólogo norteamericano Richard Sennett, dice que estos líderes populistas, justamente se caracterizan por un carisma incívico, qué quiere decir esto según Sennett, quiere decir que lo que produce el liderazgo carismático incívico, es que lo que antes veíamos como derechos ahora lo veamos como privilegios y que, se vaya construyendo una sociedad que pasa del mercado al monopolio y a la represión de la competencia y allí, empiezan los grandes problemas de la democracia y la gran desprotección de la ciudadanía y se pasa, de un régimen de competencia a un sistema de dominación.

Podríamos decir claramente, que las estructuras políticas actuales de dominación en México encabezadas por el presidente López Obrador, son una justa expresión de la política del agravio, la polarización y la manipulación de las ideas, a través del uso de los recursos públicos, como lo vemos constantemente en sus mañaneras, por ello resulta muy importante que nos pongamos los ciudadanos de acuerdo, para construir una verdadera ciudadanía preocupada por el futuro de México, por la casa común que es México y eso solamente lo lograremos con una discusión y una deliberación sana de las ideas abierta, prospectiva, propositiva y que logre los mayores consensos democráticos posibles, evitando la partidización, la polarización y el encono en la sociedad.

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