La imaginación, el dolor y la diversidad: Notas sobre la Ceremonia Inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024

Las ceremonias inaugurales de los Juegos Olímpicos suelen ser acontecimientos mediáticos: concentran la atención de los medios de comunicación y, en las décadas más recientes, la exposición y la discusión se amplía en las plataformas digitales. Para los comités organizadores, cada vez es más difícil diseñar estas ceremonias tan largas para audiencias que no necesariamente pueden mantener la atención por períodos largos.

Este año, París rompió los esquemas tradicionales de realizar la inauguración en un gran estadio, para llevarla al Río Sena, a las calles y edificios emblemáticos. No es un asunto menor: El deporte no se encierra en un estadio, el deporte sale a la ciudad. Ahí se enlaza con los mundos del arte y de la moda, así como con ciertos fragmentos de la historia. De hecho, en la vida cotidiana, vemos gente corriendo en las calles, circulando en bicicleta, jugando fútbol en parques públicos.

La ceremonia inaugural de París 2024 estuvo dividida en episodios nombrados con palabras clave, como libertad, igualdad, fraternidad, sororidad, solidaridad, solemnidad. Cada uno tenía su propia lógica, para mostrar algo de la cultura francesa, pero también para lanzar mensajes sobre las asignaturas pendientes.

Si bien hubo muchos momentos, me concentraré en cinco: Primero, el homenaje al cine y la literatura, cuando el personaje que lleva la antorcha olímpica llega al Musée d’Orsay y se encuentra con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, el tren sale de la pantalla y el personaje entra a un mundo de fantasía, donde aparecen la luna de George Méliès y El Principito. Es una escena casi poética, que luego se vuelve cómica con la entrada de los Minions, pero que pone en relieve el poder de la imaginación.

En segundo lugar, uno de los momentos más poderosos fue cuando, frente a la Asamblea Nacional de Francia, en una plaza donde hay tantas estatuas de hombres ilustres, emergen estatuas de mujeres que, desde distintos frentes, han luchado por nuestros derechos, lo mismo en las leyes, que en el activismo, el arte y, por supuesto, en el deporte, como fue el caso de Alice Milliat, quien luchó por incorporar a las mujeres al deporte y, particularmente, a los Juegos Olímpicos. De fondo se escucha La Marsellesa, el Himno Nacional de Fracia en la voz de Axelle Saint-Cirel, una mezzosoprano francesa negra. El episodio se titula Sororité / Sororidad, no podía ser de otra manera.

El tercer momento que quiero destacar es aquel en que, en un escenario flotante que parece una pequeña isla, suenan la voz de Juliette Armanet y el piano de Sofiane Pamart con “Imagine”, la canción de John Lennon. Este acto cerró con un llamado a la paz en inglés y francés. Esto contrasta con un momento poco visible al principio, cuando la delegación argelina tiró flores en su paso por el río Sena, en el mismo lugar donde en 1961 los franceses tiraron los cadáveres de argelinos que protestaban por reclamar la independencia de su territorio. Fue un gesto simbólico importante.

Finalmente, el encendido de la antorcha fue otro mensaje. La antorcha llevada por un grupo de atletas olímpicos y paralímpicos, de distintas generaciones. Si bien iba pasando de mano en mano, en el último tramo las personas que entregaban la antorcha acompañaban a quien la tomaba para cerrar con el encendido hecho por dos atletas, una mujer y un hombre. Esto es interesante, en términos del reconocimiento de que eso es lo que somos, una sociedad diversa, de distintas edades, colores de piel, identidades y más. El pebetero resultó ser un globo aerostático, como el que aparecía en el mundo de fantasía que mencioné al principio. Ahí apareció Celine Dion para cantar el Himno al Amor de Édith Piaf. Recordemos que Celine Dion fue diagnosticada en 2022 con síndrome de persona rígida y ha estado muy grave en algunos momentos. Esto fue un regreso muy emotivo.

Todo lo anterior no borra las profundas contradicciones del mundo y de una sociedad como la francesa. Vamos, hace un año lo que estábamos discutiendo era el asesinato de un joven francés descendiente de inmigrantes en la banlieue de París. De hecho, vi pasar en X algunos mensajes que cuestionaban que, entre los pasajes históricos no hayan incluido la tortura y sus intervenciones en guerras. Actos como el de las flores de la delegación argelina son modos de posicionarse. El racismo, la discriminación, la violencia contra las mujeres no desaparecen por una ceremonia, pero los mensajes enviados por varios frentes son muy poderosos y ponen ciertas cosas en el radar. Me da cierta esperanza que a alguien haya buscado en internet los nombres de las mujeres de las estatuas emergentes, o que hayan notado las múltiples formas de diversidad que se presentaron a lo largo de la ceremonia.