La locura por las candidaturas de 2024

Resueltas las elecciones estatales en el Estado de México y en Coahuila, iniciamos el periodo de etapa en que los partidos políticos prepararán sus candidaturas presidenciales. Sabemos que en el caso de Morena, el Presidente de la República reunió a sus precandidatos y algunos de los gobernadores, donde emitió algunos lineamientos de lo que puede ser el proceso interno de Morena que resolverá su consejo el próximo domingo. Entre esos lineamientos, se sabe que la discusión es cuando se separarán de sus cargos los funcionarios públicos, los tres principales precandidatos de Morena a la Presidencia de la República, que deberán irse separando.

Y vemos también que, Marcelo Ebrard ya anunció su separación de la Secretaría de Relaciones Exteriores y da un paso adelante en el intento de buscar esa candidatura, que como hemos escuchado, se llevará a cabo a través de encuestas que organizará la dirección del propio partido. Aunque ya sabemos que en el caso de Morena, esas encuestas casi siempre implican la decisión del Presidente de la República.

Por otro lado, con la derrota del PRI en el Estado de México, se anticipa un futuro muy triste para ese partido político y prácticamente, la mayor parte de los analistas, consideran que empiezan las vías de extinción de aquel viejo PRI, de aquel viejo sistema partidista, controlado desde el gobierno, que aseguraba posiciones políticas y podía premiar a diversos funcionarios en el avance de las diferentes estructuras que se iban ganando, ahora se sabe que ha perdido, prácticamente, todas esas posiciones. Esa derrota del PRI pone en jaque a la alianza opositora al régimen y, ¿por qué digo que pone en jaque a la alianza? Porque ante un PRI debilitado, prácticamente en proceso de desaparición, un PRD desaparecido y un PAN que no acaba de encontrar una focalización adecuada ni candidatos adecuados para buscar la presidencia de la República, parecería que esta alianza tiene poco que ofrecer a los mexicanos cuando menos hasta el día de hoy.

A esa poca oferta política habría que, añadir también, la decisión de Movimiento Ciudadano de no ir en la alianza, de fungir como un partido que se presta la decisión de favorecer a Morena a través de la división del voto, en buscar solamente de ganar posiciones de poder por el poder. Es decir, la realidad política de México parece llevarnos, nuevamente, a un partido hegemónico con pretensiones de control de todas las instancias políticas y con una visión exclusiva de lo que se pretende de México, dejando atrás a aquella búsqueda de inclusión, de tolerancia o de unidad que hubiera podido favorecer mucho más a los mexicanos.

Veremos, seguramente, una visión exclusiva de estos partidarios de Morena y una alianza que tendrá que hacer muchísimos esfuerzos, si verdaderamente quiere crecer. El escenario no pinta bien para esa alianza y ese podría ser el escenario futuro de México.

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