Las elecciones no se ganan ni se pierden

Dicen que las elecciones no se ganan y se pierden, sino que se explican, y las celebradas, en el Estado de México, el pasado 4 de junio, dejan pocas lecciones, la mayor parte nada nuevas, muchos mitos y realidades.

Empecemos como sugieren los clásicos, por el principio. Al igual que en los últimos 24 años, la participación ciudadana en 2023 fue muy baja, el promedio desde entonces ha sido de 48.1%, ahora fue de 49.8%, prácticamente lo mismo, esto indica que mayor participación, mayor la probabilidad de que triunfen otras opciones.

En segundo lugar, las últimas dos elecciones en el Estado de México se han ganado por un dígito, casi 3% en 2017 y 8% en 2023, es decir, la candidata de Morena, que fue la misma que en 2017, solo aumentó su porcentaje un poco más de 4 puntos.

Ahora bien, llama poderosamente la atención, porque considerando individualmente Morena, con una presidencia morenista y una cantidad mayúscula de dinero repartido en el gasto clientelar en el Estado de México, creció tan poco respecto de 2017 y esto ahora que analizarlo con más detalle, es decir, la dádiva ya no se traduce automáticamente en votos. También genera dudas importantes, la aportación de los partidos satélites que concurrieron con Morena, que son el Verde y el Partido del Trabajo (PT), que fue del 16% aproximadamente.

Por lo pronto, es imposible que hayan crecido en la proporción que presuntamente muestran los resultados del 2023. El Verde, por ejemplo, fue en 2017 un partido totalmente marginal en el Estado de México y el PT, que vive una decadencia crónica, estuvo a punto de perder el Registro Nacional en las elecciones federales de 2015, cuando obtuvo menos del 3% de la votación. De hecho, es increíble que el PT en 2017 sacó 65 mil votos en el Estado de México, haya ahora obtenido 465 mil en sufragios. Como también, el Verde, que en 2021 captó apenas 184 mil votos, levantara ahora, 624 mil el pasado 4 de junio, sencillamente imposible.

Más allá de la tradicional feria de culpas al interior de la coalición “Va por México”, parece claro que por un mero instinto de sobrevivencia les conviene seguir juntos, de hecho, si sumamos las dos selecciones del domingo, Coahuila y el Estado de México, la coalición de Morena sacó 3 millones 548 mil votos y la coalición del PAN, PRI y el PRD obtuvo 3 millones 494 mil, una diferencia de apenas 54 mil sufragios o 1.5%. Como la de 2024 es una elección nacional, es muy posible que el partido en el gobierno se ha derrotado, como ha pasado en 14 de las 16 selecciones en América Latina en los últimos años. Y lo mismo vale para Morena si quiere conservar sus satélites.

Por ahora, el incentivo para encarecer la extorsión electoral, del Verde y del PT a Morena, le hace al gobierno federal es muy elevado. En el primer caso, la Federación y los gobiernos estatales, se verán obligados a seguir brindando protección a los numerosos negocios legales e ilegales que tienen los del Verde y en el segundo, a continuar franquiciado el negocio que vale más o menos unos 750 millones de pesos anuales, según algunos cálculos de un número relevante de estancias Infantiles de guarderías en varios estados del país que manejan la diligencia del PT. Recordemos incluso que en 2017, cayó en la cárcel el líder del PT en Aguascalientes por un desvío de 100 millones de pesos, precisamente en el manejo de las estancias infantiles.

A Morena, los subsidios le están saliendo cada vez más gravosos y menos rentables, por ejemplo, la pensión de adultos mayores en el Estado de México se reparte a un millón 248 mil personas y su costo anual es de casi 36 mil millones de pesos, es decir, casi el doble del presupuesto del Gobierno del Estado de Aguascalientes y el gobierno federal cuyo espacio presupuestal se está quedando en los huesos, va a tener serias dificultades para financiar y para aumentar los subsidios clientelares, existentes y los elefantes blancos que está haciendo, porque la economía no crece, porque se verá obligado a encontrar liquidez donde pueda, tomando dinero de las pensiones por ejemplo, o bien, tendrá que recortar transferencias a estados, municipios, etcétera, sin importar las consecuencias.

Finalmente, hay que recordar que una boda es un evento y un matrimonio es un logro. Y la buena política pasa igual, una cosa es ganar una elección y otra es hacer un buen gobierno que le sirva a las personas.

Por lo tanto, la pregunta de fondo es si México está mejor o peor hoy en los aspectos centrales, como la seguridad pública, la educación y la salud de calidad, el crecimiento económico, la competitividad, el estado de derecho o la inclusión. Los datos duros y fríos concluyen que México no está mejor ahora que hace cuatro años. Y como dice el clásico, “cada quien tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios datos”.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

 

 

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Otto Granados
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