Las reformas de Sheinbaum
Claudia Sheinbaum está entrando con el pie derecho a la presidencia de la República en cuanto a representación política de las mujeres. Lo anterior, no solo porque presentó un discurso de toma de protesta en el que reconoció la lucha histórica de las mujeres para llegar a la presidencia, sino que además promovió una serie de reformas en materia laboral entre las que se encuentran varias con perspectiva de género.
En materia económica, son dos las propuestas con perspectiva de género que están tomando mayor fuerza en el discurso público: 1. La eliminación de la brecha salarial; y 2. La paridad de género en todos los niveles de la administración pública. La primera tiene como objetivo garantizar la igualdad de salario ante el mismo trabajo entre mujeres y hombres; la segunda, procurar una mayor participación de mujeres en la administración pública.
Lo anterior no es menor considerando que existe una fuerte deuda histórica con las mujeres en temas económicos. De acuerdo con el Índice Global de Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial, México ocupa el lugar 109 entre 146 países en términos de participación económica y de oportunidades de las mujeres. Con niveles muy similares a los de países como El Salvador y Etiopía. Este puesto nada honorable responde, entre otros factores, a las bajas tasas de participación económica de las mujeres, así como a la desigualdad salarial y de ingreso.
Ahora bien. Sin duda, la reforma para la igualdad salarial es indispensable en el contexto actual. Sin embargo, lo cierto es que no bastará con “decretarlo” para que sea una realidad. De hecho, ya existe múltiples leyes a nivel nacional que buscan promover la equidad de género, como, por ejemplo, la Ley de Igualdad entre Mujeres y Hombres, la cual ya establece el principio de igualdad sustantiva, y cuyos efectos reales han sido limitados.
Aunado a lo anterior, la propuesta parece estar dejando de lado el problema más importante: un gran número de mujeres no se incorporan al mercado laboral no porque no quieren, sino porque no pueden. Y es que, lamentablemente, en México el cuidado de hijas, hijos, adultos mayores y del hogar sigue recayendo en las mujeres, quienes dedicamos 2.6 veces más tiempo que los hombres a esta actividad. De ahí que no sea sorprendente que, en México, solo 5 de cada 10 mujeres en edad de trabajar se encuentren efectivamente en el mercado laboral, mientras que en el caso de los hombres son 8 de cada 10.
En conclusión, queda claro que las reformas que se enviaron a la Cámara de Diputados hace unos días son un buen primer paso para impulsar la igualdad de género en materia económica. Sin embargo, el remedio propuesto se presenta insuficiente ante los problemas estructurales que impiden la participación laboral de las mujeres. De ahí que sea necesario que la actual presidenta retome la discusión del Sistema Nacional de Cuidados, el cual permitiría contar con estancias para infancias y personas adultas mayores. Caso contrario, la situación no será muy distinta a la que hemos visto los últimos 40 años.
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