Leyendo entre líneas: la decisión de reducir las tasas de interés de Banxico
Desde hace más de dos años, el Banco de México ha puesto en marcha una estrategia de política monetaria restrictiva que consiste en aumentar las tasas de interés con el fin de contener la inflación. Para 2024, los pronósticos sobre la inflación a inicios de año eran bastante optimistas. Las proyecciones estimaban que en el transcurso de los primeros meses la inflación lograría ubicarse en el rango establecido por el Banco de México (3 por ciento, +- un punto porcentual). Sin embargo, durante los últimos meses se ha presentado un incremento significativo en los niveles de inflación.
Hace unos días el INEGI publicó la información sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor, el cual se ubicó en 5.57 por ciento en su variación anual al mes de julio. Esta inflación ha sido impulsada, principalmente, por su componente no subyacente. De manera específica, por el incremento de los precios en los productos agropecuarios, así como del aumento en el precio de ciertos energéticos.
Con estos datos por delante, economistas, especialistas y público en general esperaban que el Banco de México tomara la decisión de no recortar la tasa de interés y, por lo tanto, continuar combatiendo la inflación. Pero, para sorpresa de todos los presentes y ausentes, el Banco de México tomó la decisión de reducir la tasa de referencia en 25 puntos base, con una decisión dividida por parte de los integrantes de la Junta de Gobierno.
Esta decisión generó sorpresas y suspicacias entre los especialistas. Los más atrevidos señalaron que la decisión se había tomado desde palacio nacional y que se trataba de una cuestión política. El propio Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, señaló que fue “prematuro” haber reducido las tasas de interés. Sin, embargo, a mi parecer, quienes votaron a favor del recorte estaban vislumbrando un horizonte un tanto distinto. Como lo dejó entrever la gobernadora de Banxico, Victoria Rodríguez Ceja, quien enlistó entre las razones de la decisión el hecho de que “la actividad económica ha tenido un bajo crecimiento”.
Y es que, es una realidad que la economía en México se está desacelerando antes de lo esperado (se esperaba que fuera hasta 2025). Muestra de ello son los indicadores de actividad industrial y empleo formal que han dado muestras de debilitamiento en los últimos meses. Por otro lado, la posibilidad de una recesión en EE. UU. ha encendido las alarmas en el mundo, y México, no es la excepción. De ahí que no sea tan sorprendente la decisión del recortar las tasas, ya que una política monetaria restrictiva no haría más que complicar el panorama económico.
Hay un mensaje entre líneas por parte de Banco de México, y es que la economía en el país no va tan bien como esperábamos.