Los acontecimientos recientes en el Senado
Han pasado ya un par de meses, el tiempo transcurre y no seguimos viendo la calidad de la política. Esta semana se ha enlutado la dignidad de la sociedad mexicana, ese pueblo tan mencionado en el episodio negro, degradante, oscuro y ominoso en la Cámara de Senadores, incluso ha habido amenazas, mentadas de madre y salidas del contexto de la urbanidad, alejados de un parlamentarismo adecuado como el que México se merece después de más de tres décadas de una lucha por un procedimiento electoral exitoso.
Un procedimiento electoral que llevara al poder a través de reglas del juego consensuadas, elaboradas en una discusión profunda y en un diálogo, también, puestas a consideración a través de los medios de comunicación, creando reglas del juego y elaborada por etapas, pero, además, con el reconocimiento de la sociedad internacional. La democracia internacional reconociendo a México como un país de vanguardia en procedimiento electoral.
Esta semana pasada los legisladores nos han quedado a deber, precisamente en el Senado de la República, donde se concentra el pacto federal en donde debe de existir la unidad de los estados que conforman este laborioso y digno país como es el nuestro México. Perdieron el control, incluso al coordinador de las mayorías en el Senado, exsecretario de Gobernación y exgobernador, se le vio a la zanca al pollo. Ahí, en medio de las curules, en ese espacio que debe de tener la dignidad, de la discusión, del debate, del consenso. El punto de encuentro para lograr soluciones termina con mentadas de madre, eso eso no lo votaron las y los mexicanos. No votaron precisamente por eso, sino por un país laborioso que siguiera trabajando para construir la paz interna y externa. Qué lamentable hecho y qué mala elección para las próximas generaciones.
El rescate de la política es inminente, es importante descartar la presencia que se tiene de esas mayorías despóticas y ser sustituidas por minorías que discuten. Esa ausencia de una idea de un Estado de Derecho tiene que ser incorporada a nuestra agenda cotidiana y estoy convencido de que la única opción es la opción ciudadana. Somos las y los ciudadanos los que tenemos que exigir para deconstruir este México que pareciera ser que como el agua se nos va entre los dedos.
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