Magnicidio en Ecuador
En el año de 1968, para ser preciso, en la madrugada del 05 de julio de ese año, en la Ciudad de los Ángeles, California, fue asesinado el precandidato por el partido demócrata Robert Kennedy. Quien fuera hermano del también asesinado presidente John F. Kennedy y que hubiese fungido como fiscal general de su país, fue víctima de un magnicidio.
En Colombia, era el año 1989 cuando el político Luis Carlos Galán Sarmiento, fue asesinado antes de comenzar a dar un discurso en un evento público durante la que fue su última campaña presidencial. Galán Sarmiento murió a manos de sicarios que trabajaban para el cartel de Medellín.
En México tuvimos un caso similar en 1994. Cuando el candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana. Un evento que sin temor a equivocarme marcó un antes y un después en la política, pero sobre todo en la historia reciente de nuestro país.
En este paralelismo de crímenes directos en contra de políticos, esta semana tuvo lugar otro magnicidio dirigido a un aspirante presidencial, en esta ocasión el epicentro del crimen fue Quito, Ecuador y la víctima Fernando Villavicencio, candidato de la derecha a la presidencia de aquel país.
Pero, ¿qué es un magnicidio? De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la palabra magnicidio es definida de la siguiente manera: muerte violenta dada a una persona muy importante por su cargo o su poder.
En este sentido, no podemos sacar de la ecuación la cuestión ideológica que reina en América Latina; esta enorme división que vivimos entre la izquierda y la derecha. Quizás aquí la reflexión no es que Villavicencio fuese el candidato de la derecha, del centro derecha o de la izquierda, pues en una democracia se supone que deben de caber todos, y fuese de la ideología que fuese, tenía sin lugar a duda el derecho a competir por la presidencia de su país.
Sin embargo, lo que también provoca muchas preguntas aun sin resolver, es el hecho del involucramiento directo del crimen organizado en los procesos electorales en los últimos años, tanto en el Ecuador como aquí en México. Simplemente, durante el proceso electoral 2020-2021 en nuestro país, se registraron poco más de mil agresiones directas en contra de políticos y candidatos, de los cuales 106 fueron asesinados.
El grave problema que conlleva la intervención directa del crimen organizado en los procesos electorales significa que la democracia está en juego y que nuestros derechos político-electorales no son más que una buena intención, pues la voluntad popular parece estar muy por debajo de los intereses fácticos y económicos de los criminales.
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión