Marcha en defensa del INE
Marchas van y marchas vienen.
La del pasado domingo, que al margen de la desorganización por parte de las organizaciones convocantes, terminó siendo una copiosa concentración en la Exedra de miles de ciudadanos, de forma pacífica y ordenada, cuyo único propósito era y es la defensa del organismo autónomo con mayor credibilidad del país: el INE.
Perfectible, sin duda, pero no a conventillo de quien manda y quiere mandar más.
Asistí con varios amigos y me encontré a un sinnúmero de personas que tenía años de no ver. Coincidimos en el tiempo, lugar y causa, por tratarse de un tema muy sensible y trascendente para el país. No es peccata minuta lo que pasa por cabeza del presidente: resuena aún esa desafortunada frase que le salió de todo corazón: Al diablo las instituciones y eso no procede.
No queremos volver al país de un solo hombre y se garantiza conteniendo y controlando los abusos de poder.
Visto lo que ha ocurrido con lo edificado a lo largo de 3 lustros, procurando sumisión y sometimiento o desaparición, tal es el caso de la CNDH, PROMEXICO, TURISSTE, Transparencia, entre otros organismos.
Bendita no reelección, de no ser así, esta historia se volvería melodrama. Y nunca faltan los rastreros qué quisieran eternizar a AMLO.
Volviendo al evento. En punto de las 11 se leyó un comunicado por parte de un par de mujeres que podría ser el posicionamiento de cualquier partido de oposición en la cámara baja. A continuación, se entonó el Himno Nacional de forma vigorosa y se rompió el encanto y la taza y cada quién para su casa.
Queda claro que la organización surgió de manera espontánea por parte de Cámaras, asociaciones y colectivos. Sin hacer mucho ruido, la población respondió al unísono. Pienso que quizás se debió prever qué la presencia de tanta gente podía aprovecharse de mejor manera, ¿me explico?
Ya estando ahí, todos hubiéramos querido escuchar el mensaje de Woldemberg de manera simultánea, el cual si fue de ciudadano a ciudadano. Me parece que hubiera bastado citar poco más tarde y quizás algún cuadro cultural, como ha ocurrido en otros casos, para hacer tiempo y ya reunidos a lo que íbamos.
Refrendar nuestro apoyo a nuestra defectuosa democracia, pero nuestra.
Tenemos que admitir qué tenemos una sociedad civil desorganizada, desarticulada y desinteresada. Esos factores son los que provocan los epítetos mañaneros.
En el balance hay muchos puntos a favor de la movilización, tanto la local como nacional, partiendo -insisto- de la voluntad social ante el riesgo de que el órgano electoral pierda autonomía.
Ya como colofón, a mi parecer, el término “marcha”, creo, está mal aplicado a este tipo de movilizaciones, ya que marchar se refiere a un grupo perfectamente ordenado, sincronizado y uniformado, como lo es un batallón militar o fuerzas castrenses. No así, un contingente de carácter social, heterogéneo, con bullicio que camina cada quien a su paso y a su gusto portando lo que quiera. Merece hacer la distinción en estos tiempos en que las Fuerzas Armadas han ido amasando parcelas de poder exclusivas de los civiles, por ello, creo que resulta más conveniente llamarle caminatas, que para el caso fue por y para la democracia.
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