Maximiliano, más efecto que causa

En la Iglesia de Santa María de los Ángeles en Viena, Austria, se encuentra una cripta que tiene una relación histórica con un país que está a más de 9900 km de distancia; el epitafio escrito en latín de esta sepultura, dice: FERDINANDUS MAXIMILIANVS ARCHIDUX AUSTRIAE ELECTUS IMPERATUR MEXICANORVM. Cuya traducción al español nos dice a quién pertenecen los restos mortales de esa tumba: Fernando Maximiliano Archiduque de Austria electo Emperador de México.

Sin duda Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México, no solo es uno de los personajes más controversiales de la historia del siglo XIX en nuestro país, si no me atrevería a decir que de toda nuestra historia patria como nación independiente. Y es que pocos personajes históricos generan tanta división de opiniones, particularmente en lo que refiere al simple hecho del porqué un príncipe europeo terminó gobernando en nuestro país.

Maximiliano a pesar de ser miembro de la realeza austrohúngara sabía que por su lugar de nacimiento como hijo menor, jamás sería emperador. Por dicha razón, su juventud estuvo marcada por un estilo de vida que puede ser descrito con el término francés de bon vivant, no obstante, la vida y el destino le tenía preparada una sorpresa, que fue producto de una encarnecida lucha, principalmente ideológica, entre mexicanos: liberales en contra de conservadores.

Las primeras décadas del México independiente estuvieron marcadas por constantes luchas en contra de invasores extranjeros, de pérdida de territorio, de endeudamiento internacional, pero principalmente de falta de consenso en la clase política de la época, respecto al tipo de gobierno que fuese mejor para esa nación naciente. Las pugnas entre liberales y conservadores marcaron una división profunda entre mexicanos, misma división que resultó en la aparición de constituciones contradictorias entre si y sobre todo, en una guerra fratricida: la guerra de reforma.

Toda guerra tiene sus complicaciones y una de ellas es la falta de recursos económicos, ya que mantener tropas en batalla supone costos altísimos. Por dicha razón, tanto liberales como conservadores se vieron en la necesidad de pedir dinero prestado en el extranjero. Los liberales buscaron principalmente el apoyo de la Unión Americana, mientras que los conservadores voltearon a ver a las potencias europeas del momento.

La deuda contraída principalmente con Francia derivó en lo que se conoce históricamente como la segunda invasión francesa, episodio histórico-político que tuvo como principal consecuencia que un príncipe austriaco viniera a gobernar México, bajo el control y la tutela de Napoleón III.

Precisamente por esta cuestión, Maximiliano más que ser un villano de nuestra historia, en resumen es consecuencia de una lucha de mexicanos contra mexicanos. Producto de una división absurda que no nos trajo ningún dividendo y que sin caer en conspiraciones sobre el ciclo repetitivo de nuestra historia mexicana, la división que vivieron los mexicanos del siglo XIX, en pleno 2023 parece más viva que nunca.

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