Mayoría calificada a Morena

El día de hoy inicia, una nueva página en nuestro país. Lo que Nietzsche decía, el eterno retorno a lo mismo. Esa página superada de un solo partido, de una sola opción, regresa por sus fueros a nuestra vida nacional.
El Instituto Nacional Electoral votó mayoritariamente por otorgarle la mayoría calificada a Morena, con ello se pone en un punto crítico nuestra Constitución. Fue muy expresada, pero poco analizad; se presentaron argumentos que fueron más en el contentillo de los intereses que el interés de la nación.

El tema no era muy difícil:  los valores del voto, las cualidades del voto, el orden jurídico del voto personal, universal e intransferible. ¿Para qué buscarle? ¿Para qué dar tanto salto, estando el suelo tan parejo, a un ciudadano, a un voto? ¿Ese es el valor democrático?

Ayer cambió el horizonte para México y para las familias mexicanas, pero no fue el voto del 2 de junio, ese voto se hizo con autonomía y con libertad. Las y los mexicanos en cuerpo electoral decidieron otorgarle una mayoría contundente al partido Morena y sus aliados, es algo que ocurre en la democracia. No hubo alteración de algoritmo, la gente votó en el procedimiento electoral.

El tema de la elección de Estado debe analizarse de manera independiente, pero en las urnas, los votos le dieron un triunfo contundente a Morena y sus aliados, a un ciudadano, un voto. Pero el día de ayer la ocurrencia y la exigencia presidencial llevó a alterar el mandato constitucional para que el voto tuviera un valor diferenciado dependiendo de la simpatía que se tenga con el actual jefe de las instituciones nacionales.

Verdaderamente lamentable y lo único que queda es una opción cívica y ciudadana que salga a no permitir ser ninguneado ni mancillado. Es la ciudadanía  la que tiene el verdadero valor político, quienes se dicen políticos son empleados de la ciudadanía. La ciudadanía es la opción cívica, es la opción ciudadana.

Los partidos fallaron y murieron tempranamente. No estuvieron a la altura de las circunstancia de la esperanza y de la necesidad del pueblo mexicano. Ya solamente queda una opción: la ciudadana, la opción cívica que no debe permitir alterar la vida compartida y la convivencia de nuestro país.

Sin la ciudadanía, las instituciones no trabajan, no hay economía en este país. Los impuestos nacen de la responsabilidad ciudadana para crear la vida compartida.

La opción Cívica es la única ruta que las entidades de interés público le han dejado al pueblo de México.

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