Mexicanos y el poder de elegir a su presidente
Esta semana escuchamos los primeros pasos de la agenda del Frente Amplio opositor para la selección de su candidato a la Presidencia de la República, con ello se van conformando los dos polos que se presentarán a las elecciones el año que entra, de los cuales los mexicanos deberemos escoger al que más nos convenza para regir los destinos de México de 2024 a 2030.
Hay dudas sobre los procedimientos, en un lado y en otro, se dice que este proselitismo, precampaña o campaña de las corcholatas de Morena es ilegal, lo mismo que sería algunas actividades y no se cuidan del Frente Amplio opositor con vistas a escoger a su propio candidato. Cualquiera que sea el candidato de esas dos fórmulas tendrá que luchar frente a un fenómeno muy característico de México que es la abstención electoral. Esa atención electoral se debe a la apatía, a la desidia, al conformismo, a un acto de desobediencia civil, a la vergüenza por el pasado, a que siempre el sistema nos presenta los mismos actos de corrupción y no tiene caso pensar en él, o que no hay verdadera separación de poderes y tampoco tiene sentido participar, sin embargo, la participación ciudadana es la única que puede presentar un cambio paradigmático desde el punto de vista político. La lucha contra la partidocracia, la oligarquía o los falsos redentores del pueblo, solamente puede ser dada por los ciudadanos.
Desde luego, los dos frentes, Morena y sus aliados y el Frente Amplio opositor, tendrán que buscar una candidatura que pueda ilusionar a los mexicanos, que despierte a México, que convoque a los jóvenes y que venza el abstencionismo.
El patrón electoral actualmente se encuentra en poco más de 95 millones 800 mil mexicanos, estimo que estarán votando en las elecciones del año próximo, alrededor de 97 millones de mexicanos, por los que tenemos que preguntarnos si nos conformaríamos, que votaran el 50% nada más de ese listado nominal de electores o deberíamos tener una aspiración mayor de concurrencia de mexicanos a las urnas; yo me inclino por esta segunda posición. Deberíamos estar buscando que al menos la participación de los ciudadanos alcanzaran niveles del 65%-67% para evitar la polarización que estamos viviendo, para evitar estas zonas grises en las que no nos sentimos representados muchos mexicanos ante la actuación del gobierno y solamente una copiosa votación en las elecciones y un decidido triunfo de quien resulte triunfante en las mismas, podrá demostrarnos que existe un compromiso de unidad de los mexicanos con su gobierno y con la visión que ese gobierno ofrezca.
Pasaremos de estos actos proselitistas y de precampaña a las campañas en noviembre y, ojalá para entonces, empezamos a oír cuáles son los programas de gobierno. En ambos frentes, que ya se están consolidando, comisionados para resolver, cuál va a ser la agenda política y el programa de gobierno que van a impulsar los respectivos candidatos. Esperemos que en esas agendas, en esos programas, México encuentre las respuestas a sus graves y profundos problemas y de una vez por todas, nos encaminamos a una senda de desarrollo para el país.
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