México Surrealista

Vivir en México es sin lugar a dudas una experiencia única. Somos un país que no deja de sorprender tanto a propios como a extraños. André Bretón, el padre del surrealismo, después de su visita a tierras mexicanas en el año de 1938 concluyó lo siguiente: “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del Mundo”. 
Nuestro país, pero sobretodo las cosas que pasan aquí, por más que nos parezcan ordinarias o normales a los mexicanos, lo cierto es que no lo son, o al menos no deberían de serlo. Pensemos, André Breton el autor del manifiesto surrealista, encontró en su paso por México más surrealismo que en ningún otro sitio; y dudo que haya sido desde una óptica objetiva como extranjero, pues lo que vio y encontró en México lo dejó más que sorprendido; lo cautivó profundamente.
¿Será casualidad que México sea así de surrealista? El surrealismo se encuentra presente a lo largo y ancho del territorio nacional y se manifiesta desde las maneras más simples, hasta los espectáculos más ambiguos que ponen en jaque a la razón de cualquier mente medianamente estructurada.
El México surrealista, o más bien, el surrealismo mexicano en gran medida tiene que ver con los aspectos más profundos de nuestra cultura, del mexicanismo en sí mismo, pero además de eso que podríamos llamar “la realidad a la mexicana” se nutre día a día con la actitud y las acciones de todos los mexicanos.
El concepto teórico del surrealismo nos dice que su objetivo es el de acabar con las fronteras entre la imaginación y la realidad, en palabras del mismo André Bretón: “lo imaginario es aquello que tiende a volverse realidad”. Frase que viene a confirmar que en México, la realidad siempre supera a la ficción.
Esto me lleva a una de las noticias con más eco a nivel nacional de esta última semana. El domingo pasado en el municipio de Tecámac, Estado de México, un sujeto fue captado arrojando a un cazo con aceite hirviendo a un perro, video que rápidamente se viralizó y que causó un profundo debate social en muy diversos niveles.
Y peor aun cuando el sujeto en cuestión, era al momento del hecho un policía en activo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Aunque la cosa se poner peor, cuando se dio a conocer que el ahora detenido, arrojó al animal al aceite hirviendo como “muestra” de no estar jugando, como resultado de una presunta extorsión al dueño de la carnicería donde estaba precisamente el cazo.
Es cierto, esta noticia generó una indignación generalizada a nivel nacional. Sin embargo, esa indignación para este caso en concreto, en la práctica más de parecer quizás una exageración, más bien es un ejemplo evidente del surrealismo mexicano.
No pretendo quitar seriedad alguna a esta situación, no obstante, a diario en este país, cientos de mexicanos sufren niveles absurdos de violencia, y sus historias no parecen recibir la misma atención, ni la misma indignación, ni se diga la misma atención mediática.
 

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